JOSÉ MANUEL MERELLO.
PENSAMIENTOS DE UN PINTOR
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ESCRITOS SOBRE PINTORES: DIEGO VELÁZQUEZ, SOLANA, FRIDA KAHLO, MORANDI, SOROLLA...(CLIC AQUÍ)
REFLEXIONES SOBRE ARTE.
Pensamientos de un pintor
Octubre 2005
"Un buen dibujo no desmerece en nada a una buena pintura. Es más, bajo todo cuadro subyace necesariamente un dibujo que lo sustenta, un esqueleto que lo arma y lo vertebra. Todos los cuadros que carecen de esta base se desmoronan y resultan flácidos. Una garantía de calidad en pintura es un buen dibujo. La cuestión fundamental es qué cosa entendemos por un buen dibujo...pero esto es otra historia"
"Todo el mundo se pregunta qué cosa es el arte. Yo pienso que el arte es toda aquella creación humana que consigue elevar el espíritu a un plano superior de emoción y sobrecogimiento."
"...ser pintor, escritor, escultor o músico no otorga ningún rango por encima de cualquier otra profesión. Existen, por supuesto, infinidad de dedicaciones y labores que llevadas al extremo de su perfección superan indudablemente a la mayoría de las obras de los que se dedican al arte. Un maravilloso artesano creador de mantones de Manila puede llegar más lejos que un mediocre escultor, su trabajo puede ser muy superior. O un gran futbolista puede provocar mayores pasiones que la mayoría de nosotros, los pintores. Ser "artista" no es un seguro de nada. Pero si nace un genio seguro que solo nace para las grandes artes además de para la ciencia, la filosofía o la política. No podemos comparar la Capilla Sixtina de Miguel Angel o la Ley de la Gravitación Universal de Newton con el mejor de los goles del mundo. El Arte con mayúsculas es fácil de detectar; su luz continúa brillando a través del tiempo."
Noviembre 2005
"La pintura española mantiene a lo largo de los siglos una mirada serena y melancólica: trágica pero nunca violenta. No existe pintura española violenta. Ni aún el más fiero Goya ni el más horrorizado Picasso perdieron jamás la compostura y la clase con sus pinceles."
"La Historia del Arte es la historia emocional y espiritual del hombre. Es un recuento de sus sentimientos más sublimes materializados en creaciones que traspasan el tiempo. Altamira y Lascaux son ejemplos primitivos de este afán del hombre por expresar sus emociones. Yo no creo que haya ninguna época artística superior a otra en cuanto al impulso inicial de dejar constancia material de una emoción o un placer espiritual; en cambio si creo que hay etapas del arte que son superiores unas de otras a partir del momento en que el ser humano progresa en su técnica. Así como el progreso científico va en línea siempre ascendente, el progreso artístico, que necesita de la tecnología para poder avanzar, crece en una línea ascendente aunque discontinua porque depende de al menos dos parámetros para ello: la técnica y la emoción espiritual. El arte no es un sentimiento; el arte es su plasmación, la encarnación, el sentimiento esculpido, escrito, materializado, mediante la habilidad técnica. El hombre primitivo no tenía más que unas mínimas herramientas para expresarse y por eso su arte es más básico que, por ejemplo, el Arte Barroco. El problema radica en que técnica y emoción no crecen siempre paralelas y quizás así, a veces, podamos encontrar etapas del arte que con una técnica inferior poseen un impulso emotivo y espiritual mucho más intenso y puro que otras, donde con más medios, el arte se debilita porque el alma del hombre está más enranciada, reprimida o manipulada. Si el espíritu del hombre pasa por una época sublime y libre, y le acompaña una tecnología superior, entonces estaremos hablando sin ninguna duda de una Edad de Oro del Arte."
Enero 2006
"El Arte Moderno hoy, es un espacio de libertad y aire fresco impensables hasta ahora. Nunca antes en la Historia del Arte hubo tantas posibilidades técnicas para los Artistas ni tantos lenguajes artísticos para expresarse con plenitud. Al margen de exclusiones y favoritismos -que siempre los hubo-, las distintas escuelas y tendencias del Arte tienen un campo abierto frente a sí que auguran fabulosas creaciones en los años venideros..."
"El Surrealismo, que en sus comienzos en el Siglo XX nació como un movimiento artístico perfectamente delimitado, es ahora una tendencia perforada por el Expresionismo, la Figuración, la Abstracción y multitud de escuelas y movimientos que lo enriquecen sin dispersarlo y lo amplían sin anularlo. Yo pienso que las fronteras en Arte tienden a desaparecer. Aún es complejo reflexionar sobre ello porque estamos en el presente de este multimovimiento del Arte que camina hacia el Arte único. Pero cuidado con esto; nunca, por el contrario, un Arte único deberá ser una imposición, ni un movimiento absoluto. El Arte es libre por naturaleza y siempre se escurrirá, como el agua se escurre entre los dedos, de los presagios y de los horizontes que se le quieran marcar o imponer."
Marzo 2006
"Yo no soy un pintor de vanguardia. Mi pintura es pintura contemporánea pero en el sentido estricto de las palabras: pintura de mi época. La vanguardia, en cambio, representa lo más novedoso -no necesariamente lo mejor ni lo peor-, es como la punta afilada de la lanza que abre nuevas sendas. Pero la punta necesita de toda la envergadura y potencia del peso de la lanza; el peso de la Historia del Arte. Sin ella no existe empuje que abra nuevos caminos. El arte de vanguardia es la frescura, lo nuevo, la sorpresa, la verdad y la mentira, la apuesta arriesgada y fascinante. Pero a mí lo que me inquieta es tirar de la tradición clásica y contemporánea, ahondar en lo andado y vigilar, como tantos pintores, que la vanguardia tenga un apoyo sólido...como el hermano mayor que sujeta asombrado al niño intrépido que con su maravillosa osadía se asoma sin miedo alguno a los abismos. Yo necesito observar la vanguardia porque ello me mantiene joven como artista, me depura y clarifica mi espíritu impidiendo que se me gangrene la mirada. Yo formo parte del cuerpo delantero de la lanza y desde mi lugar observo fascinado las punzadas jóvenes del arte y tras de mí tiro de la magna obra de los maestros de todos los tiempos, el legado portentoso que nos sustenta. Yo no formo parte de los destellos -muchas veces fugaces- del filo de lanza. Cada uno tiene su papel y el mío, hoy por hoy, no está en la vanguardia."
Abril 2006
"La enfermedad visual de Domenico."
"Siempre se ha
dicho que El Greco tenía una enfermedad en la vista y que por eso pintaba las
figuras alargadas. Yo creo que esto es falso y ridículo. Es muy fácil deducir
que si yo veo una manzana y tengo una enfermedad visual que me hace percibirla
alargada, de la misma manera la proyectaría alargada en el cuadro y un
espectador con la vista sana la "desproyectaría" a su vez y la percibiría en su
tamaño real. Si no, si El Greco pintase, como dicen, la manzana más alargada, su
visión enferma la alargaría aún más al verla en el cuadro ya terminada, y,
suponiendo que no era precisamente tonto, trataría de corregirla con lo cual su
manzana alargada volvería a ser normal para cualquier espectador, incluido él
mismo.
De igual manera, si yo confundo los colores en mi paleta y veo el rojo
verde y el verde rojo, y quiero pintar un prado verde con una amapola roja, como
resulta que tengo la vista equivocada me parecerá de un esplendido rojo el prado
y verde su amapola, de forma que iré a buscar en mi paleta ese rojo, y,
nuevamente, por mi enfermedad, me equivocaré y me parecerá que la pintura verde
es de un rojo espléndido para el prado y así, inevitablemente, el cuadro acabará
teniendo los colores correctos para cualquier espectador de vista normal.
El
Greco poseía una maravillosa creatividad adelantadísima en el tiempo y un
sentimiento ascético muy marcado que lo llevó a pintar esas formas alargadas
para potenciar un sentimiento espiritual ascendente en el espectador, como
ocurre con las catedrales góticas. Todas sus composiciones (salvo algunas, y en
su descargo) las pinta en cuadros alargados, y no me lo imagino encargando un
lienzo y un bastidor de tal o cual tamaño y protestando al pobre tendero
toledano que porqué narices son tan chatos últimamente los bastidores de dos
metros. En fin, espero que en un futuro no se diga que Picasso tenía una
enfermedad visual que le hacía ver un ojo por aquí y el otro por allá, pero no
las tengo todas conmigo."
Junio 2006
"El dibujo no
queda definido por la línea, ni la pintura queda definida por el color. La
pintura todavía se salva, y esto es en parte lo que la define actualmente, de
poder ser asimilada y comprendida a través de un monitor o una fotografía. En
cambio el dibujo sí que es asimilable por estos medios; a mí, fetichismos
aparte, me da igual tener un dibujo original de quien sea que una fotografía o
un póster idéntico de él. Es la misma cosa y el dibujo se puede disfrutar
idénticamente, al igual que pasa con leer un buen libro en una edición u otra, o
ver la misma fotografía revelada por segunda o décima vez. Cuando no está en
juego ni el fetichismo ni la plasticidad, todos estos soportes nos llevan a la
grandeza -o miseria- de la obra. Pero en pintura siempre está en juego la
plasticidad, lo plástico, lo mórbido, la opacidad o la transparencia, la
superficie brillante o mate...cualidades estas imposibles de transmitir mediante
un monitor de ordenador, un televisor, o un póster. Lo digital, lejos de
arruinar las artes, lo que hace es evidenciar lo que de singular tienen estas, y
la pintura se lleva la palma porque hoy por hoy es imposible disfrutar
completamente de Las Meninas en una imagen, imposible sentir la poderosa
sensación de vacío de la estancia donde pinta Velázquez, imposible percibir la
cáscara nacarada de la capa pictórica del cuadro, inútil girarse y verla de lado
para poder sentir las delicadas protuberancias y estrías de la pintura del
genio. Y no digamos nada de cuadros de Tàpies, o de Lucian Freud, o de Jasper
Johns...El color y la disposición de las formas nos pueden sugerir mucho,
desdeluego, pero se quedan lejos, no bastan para expresar la plasticidad del
cuadro. Esto es la Pintura."
De la misma manera y por todo esto, existe la
pintura sin color y de solamente línea y plasticidad, y existe el dibujo con
toda la saturación imaginable del color y sin líneas. ¿Es entonces peor en
jerarquía el dibujo que la pintura? No. Yo pienso que nada es un estorbo y que
todo son avances. El ordenador y los programas informáticos de pintura y dibujo
son nuevos lápices y pinceles que añadir a los ya existentes para poder
trabajar. Ayudan, son más material, más medios para el pintor. Pero ojo,
mientras no se invente la plasticidad digital, o como se fuera a llamar, que se
olviden de querer vender cuadros mediante fotografías y que se olviden de que
queramos visitar un museo online. Podemos llevarnos una idea tan solo, una
aproximación del asunto, pero el latido fetichista se queda en el museo junto
con el pálpito de lo que es único y no admite copia."
A la pintura le ocurre
algo similar que al teatro con el cine. El cine es un arte con mayúsculas, un
nuevo formato conquistado por las musas para llevar el espíritu del ser humano
hasta lo sublime; es tan fuerte e intenso como cualquiera de las grandes artes.
Pero aún siendo así, lo que lo diferencia del teatro y de las artes escénicas
(danza, mímica, toreo etc) es ese algo que precisamente define al teatro: Lo
directo, la tridimensionalidad que envuelve al espectador en un momento único,
en una actuación única, irrepetible, el olor preciso, el grito y la modulación
exacta pero diferente en cada escenificación, la visión real del actor, el
fetichismo de su presencia y de la presencia dramática del sentimiento del
dramaturgo...todo es asombrosamente parecido a los huecos de una pintura, a su
aparición diferente en cada instante, a su dependencia del tiempo siendo
distinta según éste la va modelando con sus humedades, sus grietas, sus
decoloraciones. El teatro está vivo y la pintura está viva.
Pero ¿significa
esto que un cuadro es superior al arte fotográfico o a un póster de un buen
dibujo? y, ¿es superior por lo mismo el teatro al cine? Yo pienso que quizás no
lo sean, pero si el cine es capaz de llevarnos por caminos imposibles hasta
ahora para el teatro, y un dibujo digital o una fotografía son capaces de juegos
y expresiones que la pintura no puede, en cambio, el teatro y la pintura poseen
ese embrujo de lo directo, del instante glorioso, como el embrujo del cantaor
que te canta a ti y solo a ti. Y eso quizás no sea superior pero...¡qué lujo!
Julio 2006
"En pintura y en dibujo, técnicamente hablando, las cosas se pueden hacer mal si no se saben hacer bien, pero lo mal hecho debe estar perfectamente mal hecho. De esta manera el resultado será siempre bueno." (verano 2004)
Octubre 2006
Sorolla. Fulgor y Teología del Blanco.
Hoy día parece
poco moderno hablar de Joaquín Sorolla, el gran pintor valenciano, pero yo
siempre me he resistido a ver en él a un pintor anticuado, impresionista,
luminista y poco más. Nada más lejos; Sorolla es uno de los grandes, un titán,
un coloso de la pintura. Yo tal vez no lo equipararía a un Velázquez ni a un
Picasso, que eso sería muy atrevido, pero sí que lo veo a la altura de un
Cezanne o de un Manet. Bien es cierto que la obra del valenciano es muy desigual
en cuanto a calidad y está pagando desde hace décadas por esta discontinuidad de
tal manera que muy poca gente sabe rescatar de entre su pintura aquellos lienzos
que lo catapultan hacia el Olimpo: los lienzos blancos de Sorolla. No sé si
alguna vez se han llamado de esta manera, ni siquiera si es del todo exacto,
pero yo lo siento así. Los críticos de su arte, los que le denigran y le
condenan lo hacen sobre la base de un supuesto "colorido" fallero y de
pastelería que en verdad no existe en su pintura. Toda la vida me la he pasado
yendo a su casa museo, en la calle Martínez Campos de Madrid. He ido desde
pequeño, una y otra vez, y siempre salía espoleado por el poderoso y abrumador
dominio no solo del dibujo y de la factura, de la gracia y el talento, sino
sobretodo por la categoría y la clase de su color y en concreto de las
sutilísimas armonías de los blancos; maravillosas modulaciones imposibles de
encontrar en casi ningún pintor. Sorolla no es colorista. Basta con acercarse a
su museo para ver como el color desaparece y todo se asienta sobre unos pardos y
grises delicadísimos que se encienden y se colorean de forma magistral por la
presencia exacta y mítica del blanco. Cualquier pintor conoce la extrema
dificultad del manejo de este color, un color que aprendemos que es la suma de
todos los colores, un color que vuelve harinoso por mezcla a cualquier otro, un
color incómodo, que no admite errores, que realza cualquier desacierto en el
resto, un color que se ensucia a la mínima porque se mueve en una estrechísima
franja tonal, que obliga a retirar del cuadro toda nota excesiva...¡Ah!, pero
qué manejo y qué dominio el del español con este color terrible, qué brutal
control. En él los blancos siempre son blancos y aquí radica la dificultad, el
blanco es absolutamente blanco -aun sin serlo, porque efectivamente son grises-
tanto en las sombras como en las luces más acusadas: siempre el blanco, el
fulgor del blanco. No sé de pintor alguno que domine este arte de igual manera
que él, el arte del blanco. Todos los impresionistas, todo el barroco, todo el
fauvismo, todo el naturalismo que conozco nunca supo controlar estas
modulaciones hasta el grado en que lo consiguió Sorolla. Si alguien quiere saber
del blanco, si se quiere entender el funcionamiento de este color escurridizo,
si tan solo quiere darse un pelotazo de blanco, entonces que vaya a ver a
Sorolla. Pero hay más, los blancos de Sorolla son de una modernidad pasmosa,
están secando con una riqueza y una costra en su capa que van a llevar en
volandas la obra del maestro a lo más alto de la modernidad. Qué pena que nos
quedemos observando solo su discurso del mar, su tan cacareado costumbrismo, la
pesada conferencia que nos llevan imponiendo sobre su luminismo, su levantismo,
su regionalismo. Sorolla está mucho más lejos que todo eso, a medida que
avanzaba su carrera fue imponiendo mayores masas blancas en sus pinturas,
quitando mar, quitando sol -es un decir-, y poniendo blanco. En el final de su
vida pintó prodigiosos lienzos -que aparte de ser lecciones magistrales de
dibujo, retrato, paisaje y técnica- son autenticas sinfonías casi abstractas de
blancos y verdes, de blancos y malvas. Los cuadros de jardines que podemos ver
en su casa son insuperables; aquí compiten los blancos de cal y sal, con los
blancos nacarados refinadísimos de Velázquez y aquellos otros blancos
contemporáneos, rupestres y de arpillera, del gran Manolo Millares.
No
conozco el enorme cuadro "Cosiendo la vela" pero me atrevo a pensar que es el
mayor homenaje que pintor alguno ha hecho sobre este color: una vasta extensión
blanca que ocupa casi todo el cuadro, una enmarañada vela blanquísima
desparramada de tal manera que aun sin verlo me atrevo a decir que es la
teología del blanco.
Que nadie vaya buscando originalidad en Sorolla, ni
tampoco conceptos atrevidos, ni innovaciones para la Historia del Arte. No, nada
de esto encontrará. Tan solo verá el fulgor total del blanco.
Enero 2007
"Un pintor siempre es capaz de imaginar mucho más de lo que luego consigue crear. En sus sueños consigue ver increíbles pinturas, dibujos y colores que al despertar ya no son posibles. La realidad es mucho mas parca que lo que se alcanza a vislumbrar en sueños, mediante alucinógenos o en estados alterados de conciencia. Y siendo esto así, Díos mío, ¿en qué consistían los sueños de Velázquez?, ¿qué hay más allá? Es difícil imaginar nada más sublime, nada más perfecto. Quizás es que a él, a Velázquez, tocado como nadie por las musas, le dejaron ellas pintar la realidad desde el velado vapor de los sueños."
"Un pintor entre pintores: Velázquez. Un dibujante único: Picasso."
Febrero 2007
Ocurrencias, Mitos y Leyendas sobre Arte, Artistas y Creadores.
Ahí van algunas que me vienen a la cabeza:
1.- Se cuenta que Diego Velázquez era un dejado –un flemático- y que el Rey tenía que llamarle la atención para que trabajara. Vaya por Dios, lo más probable es que fuese un trabajador tenaz, muy tenaz, pero que alguna vez tuviera algún episodio depresivo o un brote de hastío y cansancio de lo más natural ; vivir en la corte de Felipe IV y en la España del XVII debía ser agotador.
2.- Que en el color blanco más puro (porque el blanco es un color, desde luego) solo intervienen los primarios, cyan, magenta y amarillo. Sí, pero solo cierto en un monitor o con luz proyectada, imposible con tintas o pigmentos. Una vez, ante un Van Gogh, un señor que lo miraba apretujado entre el público intentaba convencer a los demás de que el pegote blanco del cuadro no era tal, sino que era el producto de no sé qué mezcla -que hasta incluía el negro- porque se lo había dicho a él un experto profesor de teoría del color. Cielo santo.
3.- Que Sorolla preparaba minuciosamente sus cuadros con muchos bocetos y apuntes antes de llevarlos al lienzo. Lo dudo, lo haría alguna vez, pero casi siempre, me juego el cuello, iba directo y al grano. Ahí era nada el valenciano.
4.- Que el Greco tenía la visión “alargada”. Esta leyenda urbana, me temo, aún durará unos cuantos siglos más.
5.- Que Mozart no podía soportar oír alguna melodía inconclusa y que si sus hijos, cuando tocaban alguna la dejaban a medio terminar, él tenía que acudir rápidamente a darle un final…Bah, lo haría alguna vez, si acaso.
6.- Que Goya y Rembrandt y los clásicos con genio y carácter –Beethoven en música, por ejemplo- pintaban y creaban con total libertad, debidos y entregados al pueblo, sin admitir interferencias ni imposiciones en su arte. Imposible, todo artista es hijo de su tiempo y pinta con la mente colectiva –libre o no- de su época.
7.- Que el arte pop requiere de más sopas campbells y de más marylines si quiere ser fiel a sus postulados. Chorradas, el hiperrealismo, por ejemplo, perfectamente podría ser parte del arte pop, hoy.
8.- Que a Newton se le ocurrió lo de la gravedad cuando le cayó una manzana en la cabeza. Este disparate implica no haberse calentado jamás la susodicha con ningún asunto y creer a pies juntillas que las ideas y las creaciones vienen porque sí.
9.- Que un creador debe ser un personaje especial, lleno de boutades, marginal e insoportable. Qué aburrimiento y qué pesadez de artista.
10.- Que un creador debe ser un personaje siempre fascinante, siempre creando, siempre, interesante, y que no caga nunca. Pues lo mismo, un auténtico calvario de artista.
11.- Que la pintura moderna queda mejor sin marco y que el marco es algo pasado de moda, un signo de un arte caduco y burgués. Mamarrachada de fácil y extendido uso que no se sostiene; un marco a un cuadro es como un traje a una bella mujer desnuda: no es imprescindible pero le puede sentar de cine. (Aunque hay marcos que son una bofetada y no estaría mal un poco de creatividad y frescura al respecto, que llevamos siglos con los mismos marcos y yo el primer pecador).
12.- Que un artista debe soportar y acatar las críticas y opiniones de los demás. Si, claro, pero no de cualquier ignorante.
13.- Que un artista no debe soportar ninguna crítica que coarte su libertad. La libertad no es el capricho mimado y consentido de lo que debe ser un artista. La libertad, en arte, implica asumir y reconducir todo tipo de visiones y teorías, incluidas las supuestamente opuestas. Puro eclecticismo necesario.
14.- Que el óleo es superior al acrílico y que la acuarela o el pastel son artes menores. Pues no, el medio es indiferente, lo que importa, faltaría más, es el resultado. Yo pocas veces he disfrutado tanto en pintura como ante las acuarelas de Turner.
15.- Que las pinturas con cristal no son bonitas. A mí el cristal me parece un material maravilloso, da esplendor y protege la obra.
16.- Que el verdadero artista no debe someterse a encargos ni prostituir su arte. Lamentable y eterno sermón que deja a los pobres sin posibilidad de coger un dinero que les permita sobrevivir mientras pintan otras cosas con más "arte".
17.- Que los artistas no duermen bien por las noches porque se lo impide su efervescente creatividad. Se pinta mejor descansado, y, además, un pintor que trabaja intensamente duerme como un niño.
18.- Que Van Gogh estaba loco y que por eso su arte es sublime. Doble error, el arte es independiente de la locura aunque muy bien puede pintar un loco (si trabaja). Y en su caso, Van Gogh sobretodo lo que tenía era un entusiasmo sublime, una pureza sin igual como artista, un equilibrio maravilloso en el color y en el ritmo de su pincelada. Y simplemente perdía los nervios, sí, pero siempre después de pintar; por cansancio, por hambre, por insolación, por la absenta, por no tener un puñetero duro nunca…y por la estupidez de sus contemporáneos; ¿es acaso esto locura? Y por cierto, el suicidio no debería ser un estigma que implicase locura sino...desesperación.
19.- Que Picasso comenzaba a pintar sus lienzos desde abajo (Según Max Doerner). Bien, es posible que ese día empezase desde abajo porque, por ejemplo,…tenía lumbago.
20.- Que los cuadros hay que contemplarlos a distancia para poder así apreciarlos y entenderlos. No y no, a Velázquez, por ejemplo, solo se le comprende a un palmo de distancia.
21.- Que este o aquel retrato es maravilloso y fascinante porque te persigue con la mirada, te coloques como te coloques. Esta pamplina se viene abajo con tan solo dibujar un monigote con la condición de que mire al pintor mientras posa. De esta manera el monigote de mirada insulsa también te perseguirá sin descanso. Uy, qué miedo.
22.- Que los artistas son unos bohemios y que la bohemia y la melenita y la barbita te hacen mayor artista. Bueno, quizá se consigan más becas y créditos, y se ligue más, eso sí.
23.- Que una pintura con dedicatoria tiene menos valor. ¿¿?? Sin comentarios.
24.- Que hay que dejar secar el cuadro durante un año al menos, antes de barnizarlo. Yo creo que esto ni Leonardo ni Rubens, por decir dos grandísimos técnicos, lo hicieron nunca. El barnizado, aunque muy conveniente muchas veces, no puede ser un dogma, ni siquiera técnico.
25.- Que los pintores que pintan con caballete, pinceles caros de marta kolinsky, paleta ovalada con contrapeso y salserillas son menos modernos y menos artistas que los de suelo, botes, colillas y brochas viejas. Venga ya, el resultado es, otra vez, lo único que cuenta.
26.- Que hay que pintar del natural porque pintando de foto o usando otras ayudas como que se nota y no se presienten los pajaritos cantar ni la psicología del retratado. El resultado, el resultado, siempre el resultado es lo que cuenta. Aunque eso sí, para aprender es mejor pintar del natural por pura tensión y dificultad (lo cual enseña muchísimo) y porque se aprende a enfocar y desenfocar los distintos planos.
27.- Que los cuadros pequeños valen menos que los medianos y estos menos que los grandes. Osea, arte al peso. Esto, desgraciadamente, es un hecho, una imposición del mercado...pero solo hasta que se muere el artista y el tiempo consolida su obra. Entonces la valía de la pieza es exclusivamente en función de su arte, como siempre debía haber sido.
28.- Que esto, oiga, lo pinta mi niño. Pues...sí, desdeluego, por supuesto, faltaría más.
Y bueno, así, hasta el infinito y
más allá…como Bushlightyear.
JOSÉ MANUEL MERELLO
Sobre ciertas Galerías de Arte Moderno es España.
"Muchos museos
y galerías de arte moderno de España, en el presente siglo 21, son espacios
fríos, duros, metálicos y extremadamente minimalistas. Minimalismo mal
entendido. Esta moda estética tan pedante e intelectual se verá ridícula con el
paso de los años. El norte es el norte y el sur es el sur.
En España somos a
veces tan torpes que construimos una arquitectura fría y dura, típica de los
países del norte, completamente alejada del estilo mediterráneo, salvo algunas
excepciones como el arquitecto valenciano Santiago Calatrava, y otros, que
son capaces de entender el arte moderno de una manera refrescante y pasional,
llena de vida y de sol mediterráneo. Pero para muchos otros arquitectos
españoles actuales el estilo mediterráneo no parece suficientemente
interesante, ni avanzado, y en España muchas galerías y museos de arte actuales
dan hasta miedo de entrar en ellos, y los extranjeros nórdicos que los quieren
visitar creen, sorprendidos, que han vuelto en un instante, como en un
relámpago, a sus países del norte. Aunque ellos quieren ver y sentir la alegría
y el color cuando visitan España y sus museos y galerías, en cambio no
encuentran nada del calor mediterráneo ni del estilo acogedor español. Supongo
que solamente es otra estúpida moda. Ser modernos no es ser serios, prepotentes
y grises. ¿Podemos imaginar el efecto patético de una galería de arte
minimalista de estilo nórdico en, por ejemplo, Guinea Ecuatorial? Estoy seguro
de que algunos africanos se cagarían muy contentos dentro de ellas. Puro arte."
MARZO 2007.
El retrato en
la calle o el mundo a un palmo de distancia.
"Yo soy un pintor de la calle.
Todo lo que sé lo aprendí en la calle, gracias a la calle, contra viento y
marea, pintando niños, mujeres, viejos y retrasados, gordas asmáticas y flacas
estilosas, guapas y feas, pedantes y soberbios, intelectuales y catetos, de
todo. Haciendo retratos y caricaturas de cualquiera que pasara, a un palmo de
distancia de sus respiraciones y su piel: he dibujado rondas enteras de
Síndromes de Down que alborotaban muy educadamente a mi alrededor sonriéndome
saturados de entusiasmo y dicha porque los dibujara: cabreados y presumidos si
no se gustaban. He pintado mujeres bellísimas, a dos palmos de sus ojos y de sus
tetas, con derecho a mirarlas fijamente, como concentrado; algo maravilloso. He
dibujado hombres de toda condición: a todos a pie de calle, sobre la misma silla
y sin distingos, triunfadores o fracasados, serenos o amargados, avejentados,
chulos, déspotas, pijos o tatuados hasta las orejas…He dibujado grupos de
borrachos y borrachas que se me caían encima, muertos de la risa, well, well,
you are our friend, can you draw her like a dog? He dibujado cientos de retratos
contundentes, en quince minutos o menos, y retratos cursis y relamidos,
con destellos en los ojos y fusiones y difuminados imposibles pero que causaban
furor y excitación a las señoras de peluquería y a sus secuaces. He dibujado a
presión, como un autómata, sometido al agotador trabajo y a las exigencias e
impertinencias de la gente; pero por todo eso y por más, sé lo que hay que hacer
según quién y para quién y eso he hecho y aún hago, que en la calle hay que
pintar sin remilgos y además yo lo que quiero es observar, ya que el resultado
me es casi indiferente. Sé cuando las cosas están bien hechas porque también sé
hacerlas mal, y es que puedo llegar a hacerlas realmente detestables, así como
hacerlas refinadas, elegantes y de línea preciosa y precisa. Después de miles y
miles de dibujos se acaba por aprender; aunque también he visto a muchos que no
aprenden ni a palos. He visto dibujantes buenísimos y caraduras ganándose unas
pesetas con el cuento al desesperado marido de que así la veo yo a su mujer.
La calle mantiene mi pulso firme, diestra mi mano y atentos mis ojos, y me da la
libertad, me enseña cómo está el mundo a cada instante, de qué manera se
renuevan las hechuras de la gente año tras año. La calle y la gente que pasea es
para mí un altísimo porcentaje de mi inspiración, lo que me nutre y alimenta. El
precio que pago por ello es alto, desdeluego, pero me compensa sobremanera y lo
asumo como puedo. Todo el año pintando encerrado en el estudio no sería posible
sin estas bocanadas, agotadoras, de aire fresco callejero y mundano.
Podría
escribir páginas enteras sobre la gente y los pintores de la calle, sobre el
mercadeo del arte a pie de cloaca, sobre las peleas y riñas de los vendedores de
juguetes, vendedores de garrapiñadas, de feriantes de globos, de mimos y de
aburridos músicos venga una y otra vez siempre la misma cantinela. Y también
algunos sordomudos que reparten sus tarjetitas con el abecedario de gestos, y
que vienen a contarme con sus aspavientos que no, que hoy nadie da un duro ya.
La infinita calle. Los infinitos personajes. La eterna gente de todas partes.
Y toda esta información está ahí, en algún lugar de mi cerebro, ocupando una
bastísima región de miles y miles de personajes, cada uno diferente, cada quién
según su historia y su mirada, su plante y su sonrisa, sus ojos huidizos, o
altivos y desafiantes, sus bocas carnosas sobre una clavícula frontera de
un pecho turgente y palpitante; o sus labios finos y nerviosos, delatores a
veces de una personalidad intolerante y otras de una represión emocional que les
adelanta la quijada y les aprieta el labio (¿serán ambas personalidades la
misma?). Y las enormes y variadísimas narices europeas, narices de siglos de
batallas, de siglos de Ilustración y de siglos de todo.
La calle es una mina
infinita para un pintor (y para un escritor tal vez lo sea vez más). Un trabajo
duro, intenso, bajo la humedad más fuerte, las ráfagas de viento más
enloquecidas, las nubes más amenazantes, el calor sofocante o el frío, el frío
que asusta a las madres: dese usted prisa, por Dios, que la niña se pondrá mala:
y los goterones de las lluvias de agosto que caen, que no caen, sobre la modelo,
sobre el dibujo, arruinándolo entero.
Ya cada vez acudo mucho menos a pintar
a la calle, ya no es como antes, ya no aguanto las horas y horas de dibujo
intensivo, (mañana, tarde y noche), -aunque realmente es esta presión del exceso
de trabajo lo que más me ha enseñado-, que no vale hacer dos dibujitos, ni
cinco, que no sirve el término medio. O vas a destajo y con el aliento del
ansioso público en tu nuca esperando exigente su turno, o no hay concentración,
ni tensión, ni aprendizaje; ni rápida observación al vuelo para contrastar, en
alerta constante y en pocos minutos, las ínfimas variaciones entre los distintos
personajes y entre sus diferentes mundos. Al menos es así como yo he aprendido a
observar: he aprendido bajo la intensa presión de la calle.
Ahora, el dinero
que se gana allí es solo testimonial para tanta faena. Quizás sirva para pagar
unas vacaciones para mis hijos fuera de la ciudad, o unas clases de inglés, que
no mucho más, o para lo que venga bien, que siempre hay provecho, cuando no pura
necesidad: los materiales de pintura para pintar durante el año, en su momento y
durante años los pagaba con ese dinero, o también, y sobretodo, me servía para
comprar mi libertad y pintar luego lo que me diera la gana, sin explicaciones a
nadie.
Pero a pesar de todo, a pesar de que ya es poco lo que se gana, a pesar de
que la presión de la gente y de la pintura a destajo ya no la tolero con la
misma serenidad de antes, a pesar de todo, yo aún así sigo yendo, -no sé por
cuánto tiempo ya- mucho más relajado, muchas menos horas y muchos menos días, a
observar de cerca, muy de cerca, las finas arrugas del mundo, los enjoyados
escotes de las pechugas más poderosas de la tierra al sol de la tarde, los
pircings más estrafalarios de comienzos de siglo, los lazos más rosas y
nacarados de las niñas más irreales del universo, las barbas y bigotes de los
señores más anticuados y de nuevo resucitados, la mezcla de razas y de
condición, en fin, más rica de la tierra para un pintor.
Ah! la calle...
Hoy, aunque jamás imaginé que lo haría, doy finalmente las gracias a la Escuela
de Bellas Artes, que con su rechazo continuo durante cinco larguísimos años
acabó mandándome a la puta calle a luchar, a la rica calle y al mundo, que han
sido, al cabo, mis guías y maestros. Gracias, señores académicos, por mostrarme
el verdadero camino del aprendizaje."
JOSÉ MANUEL MERELLO
Octubre 2007
La Luz Negra de Amadeo.
Mi Maestro, Amadeo Roca Gisbert, no me enseñó nada de técnicas, ni métodos, ni truco alguno. Amadeo me enseñó otras cosas importantes; puedo contar dos que aún no he olvidado. Una vez, estando en su estudio-taller de Madrid donde me insistía para que fuera a diario allá por el año 1978-79 sin cobrarme ni un duro, me dijo: "José Manuel, si tu extrema facilidad no te pierde tú harás maravillas. Pero para eso antes debes aprender a olvidarte de todo cuando vengas aquí a mi casa a trabajar; piensa que entras en un templo y olvida tus problemas, déjalos fuera al cruzar esa puerta y trabaja, concentrado y sereno, como si estuvieras en un templo"...Un templo, el trabajo y el oficio de pintor es un trabajo duro, pero lo más duro para mí era conseguir ese estado de gracia, un estado zen, limpio y transparente, que canalizase toda mi capacidad en un punto único por el que las horas pasan líquidas y el conocimiento se te manifiesta generoso. No he podido olvidar esa recomendación, que define al arte en sí misma, de Amadeo.
Otro día, años después en una inauguración de una exposición mía en la calle Claudio Coello de Madrid, discutíamos Amadeo y yo sobre Velázquez, Sorolla, el arte moderno, la luz y otras cosas de pintor cuando le hablé de la poderosa luz de Jávea -donde yo vivía y me casé por entonces-, del fogonazo extraordinario que estaba comenzando a aclarar mi oscurísima paleta castellana, cuando Amadeo me paró en seco y me advirtió: "la luz de Jávea es muy intensa, no te lo discuto, pero cuando vayas a Ibiza aún podrás quedar más cegado por su luz que en Jávea, porque la luz de Ibiza, de tan pura y brutal es negra, no lo olvides."
Amadeo era natural de Ibiza y obviamente exageró, pero aquel comentario contradictorio sobre la luz negra de su isla, me dejó perplejo y maravillado. ¡Cuánta enseñanza implícita había en esos quiebros de Amadeo!
"La luz negra de Ibiza"...menuda bofetada de un Maestro ya muy viejo a su alumno. Una bofetada de luz para un pintor.
Aún me duele, Amadeo.
JOSÉ MANUEL MERELLO
NOVIEMBRE 2007
La Nueva Cocina como Arte.
"Yo lo veo muy
claro. Clarísimo. El Arte, con mayúsculas, es lo sublime mediante la técnica del
hombre. Nada más. El Arte, para que así sea, implica silencio -un silencio
latente en el caso de la Música-, y emoción. Se trata de sobrecoger al
espectador hasta el punto de hacerle llorar con aquello: un llanto interno,
callado, una corriente de intensa emoción que le recorra la sangre y la piel y
le haga peligrar su semblante soberbio.
A mí me parece maravillosa la palabra
artesanía. Mediante ella se clarifica todo este embrollo, o casi todo. ¿Porqué
no aplicarla más a menudo para identificar muchas labores humanas sin más
pretensiones? A mí me parece dignísima palabra, con un significado certero y
humilde que da grandeza a tantísimas creaciones y oficios del hombre. Pero
parece que no, parece que no es suficiente esta sencilla y perfecta palabra para
muchos que quieren, ridícula y estúpidamente, subir de categoría a su oficio. Es
una simple cuestión de vanidad, soberbia y falta de humildad. La única
limitación que le veo a la palabra artesanía es que cierra el paso a toda
evolución del oficio. Y hay oficios que aún estando en su edad de piedra
encierran en sí mismos el germen de lo que quizá pueda llegar a ser algún día
Arte; pienso en la Alta Costura y pienso en la Alta Cocina, por ejemplo.
Y
siendo así, entonces, ¿qué ocurre con las creaciones del hombre que aspiran al
rango de Arte? Pongamos por caso la Nueva Cocina, que acaba de hacer acto de
presencia en Bienales y cotos exclusivos hasta hoy para el Arte y que se
pretende introducir ya en museos. ¿Es Arte la Cocina? Pues está tan claro y
transparente como el agua que no lo es. No es Arte la Cocina. Pero cuidado, esto
es así hoy, en esta época. La Cocina está en un estadio muy primitivo de la
"Arteidad" (perdón por el palabro), nivel tan primitivo que no es ni por asomo
Arte. Lo podríamos comparar con Altamira o menos aún (el arte primitivo todavía
no era Arte en su máximo nivel, por más que muchos se empeñen). La Cocina sería,
hoy, como los primeros trazos para la Pintura del hombre primitivo en la arena o
en las paredes de las cuevas. O los garabatos de un niño. Nada más. Y que nadie
se ofenda por esto, ya que la mayoría de los pintores, músicos o escritores
tampoco hacen Arte e incluso están en un nivel evolutivo de creación inferior al
de muchos cocineros o deportistas.
Pero hay que ser cautos y tener
elasticidad mental (creatividad al fin y al cabo) y otorgarle el beneficio de la
duda a la Cocina...del futuro. Y la cosa es tan simple como seguir el viaje
común a todos los sentidos humanos, su evolución natural desde su estadio más
primitivo hasta el alba del Arte. Podría ser más o menos así: supervivencia,
sexo y guerra, pasión, diversión y entretenimiento, emoción, y finalmente el
sobrecogimiento y lo sublime.
La Cocina (y el Deporte, y la Alta Costura, y
los vinos, y tantos otros aspirantes a ser denominados Arte) estarían en el
estadio evolutivo de la pasión o de la diversión, que no es poco ni
despreciable, nada más lejos; un estado estomacal, sexual, sanguíneo, de pelea o
fraternidad, cachondeo y quitapenas. Nivel delicioso y maravilloso sin duda,
pero muy lejos aún de los estadios más avanzados para el espíritu humano: la
emoción, el sobrecogimiento y lo sublime mediante la técnica más compleja. Y
para llegar hasta ahí la cosa va para largo, tal vez décadas, quizás
siglos aún, pero no me cabe duda de que se llegará. Llegarán a ser Arte. Arte en
silencio.
Así que no hay más que hablar. El tema para mí está zanjado.
Disfrutemos como enanos y reyes de la maravillosa Cocina actual o de siempre,
que se premie con los más prestigiosos galardones a los mejores cocineros
y deportistas, que se escriban suntuosos libros sobre su labor y su historia, y
cojamos un etílico punto que nos transporte a un lugar dicharachero y placentero
con el mejor de los vinos mientras nos entregamos a los placeres de la carne
mediante el Kamasutra si se quiere (o se puede)...pero por favor, abstengámonos
de llamarlo Arte. De momento."
Jose Manuel Merello (Noviembre 2007)
FEBRERO 2008
SURREALISMO Y EFECTO DALÌ-MAGRITTE.
¿Que mi pintura no es surrealista?
Desde el momento en que un jarrón no se posa sobre una mesa sino que gravita, o
que el sombrero que le coloco a una mujer es un sol en el ocaso, estoy haciendo
surrealismo. Mejor o peor, pero surrealismo. Qué aburrimiento y qué monserga con
que la pintura surrealista tiene que ser chiclosa, lamiosa, con degradados
siempre blandos y trucos de prestidigitador que esconde culos en manzanas o
atraviesa a sus mujeres con vaporosos velos de sirena y destellos nucleares de
planetas sinfónicos. No, el peso de Salvador Dalì y de René Magritte, entre
otros, es demasiado poderoso entre muchos pintores lacios que no supieron ni
saben entenderlos y que abusan de su legado distorsionándolo y debilitándolo,
convirtiendo una forma de hacer surrealismo en obligada técnica. A veces soy
surrealista, pero también soy expresionista, y me apunto al popart si se me
tercia en alguna esquina del cuadro. Puedo pintar un cuadro surrealista sin por
ello abandonar mi técnica ni mi factura expresionista, o puedo ser pop con
colores ásperos y sin repeticiones manidas de marylines y meninas velazqueñas de
medio pelo: hago lo que me da la gana. Hoy la pintura es un poderoso legado
heredado de siglos, libre y abierto, y de él cada pintor coge cuanto gusta
y necesita. Sin fundamentalismos técnicos.
Abajo las dictaduras de lo
planetario y lo fantástico, de lo monstruoso, lo minimal radical, del popart
siempre sopero y fosforito, y abajo el hiperrealismo de eterna vía de tren y el
impresionismo de toque suelto por narices. Menos mal que de cuando en cuando
aparece un pintor de la talla de Edward Hopper, por ejemplo, y limpia toda la
pintura y su técnica de tanta mediocridad y pretensiones, hasta dejarla desnuda
y cristalina, en su más pura esencia y actualidad, al más puro estilo Alfred
Hitchcock. Y libre.
MARZO 2008
El horror...la agonía de un perro en una galería de arte.
"Yo no sé si el
perro sobrevive o lo dejaron morir lentamente de hambre y sed, como dicen, atado
a una minima cuerda cerca de la pared en una sala de arte, ante la indolencia
del público que miraba la terrible agonía. A mí me da lo mismo si esta mierda es
arte o no lo es -que el arte no entiende de moral-, pero aunque lo fuese, aunque
fuese arte, hay que impedir semejante atrocidad y vergüenza. Yo nunca firmo en
prácticamente nada, ni contesto ni reenvío correos lacrimógenos ni cadenas de
favores a supuestas vírgenes y santos, cadenas que te amenazan con el infortunio
si no contestas etc.; no contribuyo al spam generalizado pero en este caso y en
esta web
he firmado para impedir que se repita esta locura nuevamente y pido desde aquí
que firméis para sumar fuerzas. Y que no me vengan con el cuento de que no nos
moviliza el sufrimiento de seres humanos en guerras y hambrunas y sí el de un
perro. La diferencia es que aquí esta salvajada se hace en nombre del arte o
como arte, o como reclamo -mediante el arte y sus provocaciones- para salvar
animales, o como táctica perversa contra el maltrato animal..., lo que sea. Es
tan denigrante que no tiene justificación. Hay que impedirlo. (Aunque creo que
ya es tarde otra vez...ya tienen permiso para repetirlo nuevamente). Entra y
firma, que antes que el arte están las lágrimas."
"Los caballos y los niños. Las mujeres gordas, las mujeres hermosas y las señoras antiguas. Los magos y los poetas. Los perros y los gatos dormidos. Los toros y los toreros españoles. Las procesiones de Sevilla y de Málaga. Los cristos crucificados, llenos de sangre y plegarias. Y los santos. Una Virgen para cada pueblo. El sol y la lluvia del Cantábrico. El mar, la pasión, el amor y el arte del Mediterráneo. La pintura y la arquitectura más antigua. Y la más moderna. Los bailes y danzas de los pueblos perdidos. La literatura castellana extendida por el mundo entero. Rojo intenso, púrpura, negro y aceituna. El equilibrio entre el sol, la luna y las estrellas: esto es el arte español."
MAYO 2008
FERRAN ADRIÀ, EL GENIO ENTRE FOGONES.
"Si algún día la cocina llega a ser un arte, no deberá nada a quienes solo ponen piedras en el camino de aquellos otros que intentan sacarla del estado estomacal y primario –delicioso por supuesto- en el que se encuentra actualmente. Ferran Adrià, con su genio arrollador, su atrevimiento y su técnica poderosa y moderna merece -ya nadie lo discute- un lugar en la historia aunque solo sea por haber roto, con la osadía propia del genio, el muro reaccionario de la ignorancia que contenía, y aun contiene, a aquellos que solo admiten como válida a la cocina de siempre con argumentos inquisitoriales que recuerdan a los que se utilizan cada vez que la pintura o la música, o cualquiera de las artes, dan un salto evolutivo. El camino para que algo llegue a ser un arte es un camino de siglos o milenios, necesitado de personalidades atrevidas, humildes y geniales que sepan dirigir el asunto con ideas, materiales y conceptos radicalmente nuevos –aunque apoyados siempre en lo mejor de la tradición, porque en arte ésta es la estructura donde se forja y sustenta el conocimiento-. Y en cocina, que anda por su época de Altamira, o poco más, esto me parece una empresa solo destinada a un verdadero genio.
A mí Adrià me entusiasma, me impacta su presencia cuando lo veo en la televisión, su sencillez, su mirada limpia, fresca y atenta, su afabilidad; muy lejos de mucha de la pedantería que le rodea. Parece poseer esa chispa, esas maneras atropelladas y quebradas del que se sabe dueño de una idea nueva que le quema y le urge en su mente. Es el atropello del que no tiene tiempo ni para defenderse ni para explicarse, sino solo para afrontar un trabajo abrumador. Él es el señalado, el elegido para lo más difícil: abrir las pesadas puertas de las musas a lo que hasta hoy es solo un oficio y quizá mañana, después de un largo camino, pueda ser un arte.
Así que si por un nuevo milagro de la creatividad humana, la brecha abierta por Ferran Adrià logra avanzar en la senda de lo sublime, entonces podremos volver a escribir la historia de siempre, la triste historia de cómo los ignorantes, con la pesada losa de su miedo y su torpeza, intentaron evitar que el genio humano avanzara en el logro de lo más elevado para el espíritu del hombre; la emoción sublime y perdurable. El arte.
(Pero yo estoy tranquilo porque el arte, si ha de serlo, siempre se abre camino. Es solo una cuestión de tiempo...y de talento. Bravo, Adrià.) José Manuel Merello (Mayo 2008)
OCTUBRE 2008
LA VIDA SECRETA DE LA PINTURA.
La pintura es un estado mental, "un estado del alma" decía Joaquín Sorolla. El pintor que hace de su trabajo un estilo de vida pinta todo el día, todos los días. Pinta hasta cuando no pinta. Cuando duerme pinta, cuando vela pinta. El regalo de ser pintor lleva escondido el veneno y la carga dulce de la total dedicación y entrega. Pintar es difícil y requiere la atención absoluta de la mente y la mano en la observación fría, callada y constante. Hay que poder retener cantidades enormes de combinaciones de color, espacios y líneas. Es imprescindible dotarse de innumerables recursos técnicos, de precisos conocimientos de los materiales y mantenerlo todo ello vivo y actualizado para poder utilizarlo en el instante más inesperado. Pero aún en el caso de tener todo esto bien engrasado y al día, aún así se corre el enorme riesgo de no saber parar a tiempo. El momento más crítico para un pintor es decidir cuándo ha llegado el momento de dar por terminado un cuadro.
En pintura es más fácil pecar por exceso que por defecto. Y por eso no encuentro nada más fascinante que el trabajo callado, silencioso y quieto que supone quedar a la espera de que el cuadro te hable, que termine de pintarse a sí mismo. Este delicado instante puede sobrevenir en el lugar más inesperado y a la hora más impropia y exige estar alerta y saber cazarlo al vuelo. Yo desde siempre tengo la costumbre de pasar muchas horas pintando sin pintar, tan solo mirando mis cuadros, colocados por todas partes, o incluso recordándolos, viviéndolos, mientras paseo por la calle o en cualquier otro lugar y circunstancia: intento atenderlos y escucharlos con la mente fresca, como si no fueran míos sino la obra de un enemigo, con frialdad y hasta con desprecio muchas veces, y, milagrosamente, de este distanciamiento brota la vida propia y secreta de la pintura que decide por su cuenta que ya lo es y que se basta para explicarse. Cuando me abruma un cuadro y el dialogo con su mundo se convierte en batalla entonces lo dejo aislado, apartado en un rincón y al cabo del tiempo -días, meses, o incluso años-, cuando al fin lo rescato, compruebo emocionado como a veces el castigo se convierte en perdón y cómo de éste sobreviene el descubrimiento asombroso de la obra que ha sabido terminarse a sí misma en soledad. En ese instante, rendido, admites que el cuadro ya no te pertenece. Esta es parte de la magia del arte de la pintura.
Quizás esto sea la inspiración. La luz que se esconde tras un proceso mental, una ecuación no escrita de cientos de parámetros que muchas veces se resuelve a sí misma en espera, quién sabe, de que un día la ciencia consiga atrapar el ADN que late bajo la magia del arte.
José Manuel Merello. – Valencia 2008
NOVIEMBRE 2009
NATURALEZA VIVA.
"Para un pintor como yo, obsesionado con la composición y la estructura de mis cuadros, todo en pintura funciona como en un bodegón. El autentico reto compositivo de todo cuadro es que “trabaje” en todos sus elementos; que cada una de sus piezas engrane con precisión y “respire” con sus adyacentes e incluso forme complejas conexiones con zonas alejadas del cuadro, como intrincadas redes neuronales en sinapsis continua. Esta interconexión oculta consigue que pinturas aparentemente mal realizadas tengan un misterio que nos sublima, un ritmo extraño que no sabemos de donde procede pero que nos avisa de que hay arte latiendo en sus torpes o “feas” costuras. Muchos de estos cuadros de mala factura, feos, están admirablemente coordinados por dentro, y los cortemos por donde los cortemos se siguen salvando como pintura autoregenerándose como la cola amputada de un lagarto. Por eso yo soy un apasionado de casi todas las corrientes artísticas y de igual manera no distingo entre temas ni entre géneros en pintura. Todos funcionan igual. Todos son al fin y al cabo un bodegón, una naturaleza viva -nunca muerta- donde disponemos los elementos hasta formar un espacio dinámico que el espectador activa y hace respirar con sus ojos mediante la observación sensible. Un paisaje es un bodegón; el sol, las nubes y los anchos campos se reparten y se alimentan entre sí como lo hacen un cuenco con los frutos que contiene y la mesa que lo sustenta. Incluso un retrato, si es bueno, se rige por estos contrapesos ocultos que le dan la vida. Hasta Las Meninas de Velázquez sería como un extraordinario bodegón -etéreo y liviano en su cielo, denso y pesado en su humanidad- con espacios profundos y riquísimos que hablan entre sí siguiendo las leyes compositivas del género del bodegón. Un tajo al azar en el cielo de Las Meninas contiene todo su arte, mantiene el nervio y la cadencia del genio, su inigualable hacer, su aire atrapado; una sola hebra de cabello transparente de la infanta Margarita ya vale un mundo, un mundo que habla en perfecta sincronía plástica con, por ejemplo, el denso y untuoso pelaje del gran danés sentado del cuadro. Aquí cada parte contiene al todo, y, como en los escapularios y reliquias de los santos, de un minúsculo trozo emana toda la gracia, toda su capacidad milagrosa. "
"Una señal inequívoca de fallo en una pintura es el abotargamiento sofocante entre sus partes. Si no hay respiración entre sus fragmentos nunca podrá funcionar ni hacer que el ojo viaje entre las diferentes historias y tramas que esconde. La parálisis y el cansancio del ojo es la muerte de toda pintura. Yo, cuando pinto, sabiendo todo esto, dispongo siempre mis objetos y mis asuntos como en un bodegón, trabajando en un todo pero con el mimo y el tiento de cuidar de lo pequeño, del rasgo imperceptible, de la pequeña grieta viva que desvía el camino de la gota delicada que resbala, como una lágrima, dibujando con precisión la orografía de la capa pictórica. Y lo hago así porque sé que de estos pequeños mundos depende que se active alguna emoción plástica en el espectador y el cuadro empiece a funcionar, a partir de ahí, en toda su maquinaria. Nada más puede desear toda pintura para existir: solo el ser activada e iniciada mediante la fluida y atenta observación de un espectador sin prejuicios. El resto, gracias al milagro del arte, funcionará por sí solo." José Manuel Merello.- Valencia 2009
FEBRERO 2011
Huracanes, calle, presión y dibujo trivial consciente. El Gran Secreto.
"El Gran Secreto...Si no fuese
por todo lo que he dibujado al aire libre, en los parques, calles y playas, cara
a cara frente al mundo, hubiese sido imposible adquirir toda la iconografía y
toda la información de la que dispongo para poder luego pintar. Cuando trabajo
en la soledad del estudio, mis cuadros, desbordantes de color, acudo a la
memoria de lo visto y dibujado en carne viva. No basta con salir fuera y mirar,
-que también es fundamental- sino que hay que salir y dibujar. Es decir,
trabajar la mano, el ojo y la mente con el lápiz y los colores allí mismo,
inmerso en el mundo de lo real, atento y vigilante. En ese estado, rodeado de
gente culta e ignorante, de ricos y pobres, de aduladores, avasalladores e
impertinentes; envuelto entre niños y abuelos, entre mujeres bellísimas y otras
que no lo son tanto; rodeado de perros y gatos, de nubes, estrellas y
crepúsculos, árboles, flores, mar y vida abundante, uno se encuentra presionado
y exigido de manera que la mente entra en estado de máxima alerta y
concentración entrenándose de la manera más eficaz posible, para luego
servirse de ella, generosa, en el estudio. No solo de los recuerdos me sirvo,
no, sobretodo de ese estado de atención plena (mindfulness) que te devuelve
información grabada a fuego. La tranquilidad del estudio debe ser el último
paso. Nunca el primero. Manipulando una frase de García Lorca aquí se puede
decir, en cierto modo, "que lo primero es ser hombre y lo segundo poeta". También Picasso dijo
en una ocasión que "con los pintores habría que hacer como con los jilgueros, que les sacan los
ojos para que canten mejor". Es una boutade salvaje, obviamente, pero con un
profundo significado sobre la pereza y el conformismo creativo sin pasar primero
por el látigo del dibujo y la observación bajo presión. En el mundo cómodo y
dormido que vivimos en occidente a veces es obligado provocarse este látigo
limpio (no se trata de masoquismo alguno), como hizo Turner al obligarse a vivir
la furia de una tormenta en el mar atado al mástil de un navío y poder
luego pintar, con pleno derecho y máximo conocimiento, sus famosos cuadros de
tormentas y huracanes.
Provocar estas situaciones es una gimnasia necesaria para la mente de
un pintor. En un documental sobre la película "Chico y Rita" de Trueba y
Mariscal, me llamó la atención un dato que quizá pasara desapercibido para
muchos. En un momento dado Fernando Trueba muestra los dibujos hechos del
natural por el gran Javier Mariscal en La Habana y Nueva York años atrás. Fue
solo un segundo y puedo estar muy equivocado, siendo la actitud y la finalidad
de Mariscal con estos dibujos otra muy diferente (lo considero un gran artista,
vaya por delante). Pero algunos de estos trabajos -los que me llamaron
poderosamente la atención- me parecieron dibujos sin valor aparente, dibujos de
alumno primerizo de arquitectura, descriptivos, torpes, sin la gracia y el arte
de Mariscal -que dibuja como quiere-. Lo extraordinario, pienso, y lo que los
hace tan interesantes es que estos dibujos son fruto de la asimilación de lo que
el pintor está viendo: Mariscal está grabando información en su mente, no está
pretendiendo hacer arte. Está, lisa y llanamente, trabajando bajo las bombas.
Necesita "dibujarse" el objeto, edificio, persona, allí donde está para
apoderarse de él. Con esa información, con ese músculo de lo visto y aprehendido
en sus detalles puede posteriormente revivir La Habana y Nueva York en el
estudio y manipularla distorsionándola a su antojo, pero solo porque su mano la
conoce in situ y su ojo la ha vivido entre los alientos, calores, fríos, gritos
e impertinencias, susurros, cambios de luz, de lo directo. De lo vivo. Y así es,
ha vivido la cosa y el entorno de la cosa inmerso en ellas y con el lápiz. No importa la obra, es solo dibujar para "tomar nota", tomar conciencia
plena, olvidándose de todo resultado. Inteligente pintor que sabe que hasta
lo más conceptual y moderno tiene que ser primero despellejado allí donde se
encuentre. Avasallado, destripado y asumido en su realidad. Tomado posesión de
ello mediante el dibujo trivial consciente.
Por todo esto y por mucho mucho más yo siempre he necesitado dibujar
personajes y paisajes en los lugares más llenos de vida. Aunque solo sea para
ver y observar bajo presión, atento al asunto pero indiferente al resultado. Si
se está plenamente atento se aprende más de lo malo que de lo bien hecho, se
aprende más de los errores que de los aciertos. Esto solo es posible dibujando
libre y de incógnito por el mundo. Es obvio que cada día me cuesta más, que
algún día no podré permitírmelo porque dibujar niños, mujeres y personajes de
todo tipo y condición, bajo una presión semejante, me provoca una ansiedad que
ya no domino. Pero no importará. Ya soy orgulloso poseedor de mucho músculo
acumulado, muchos gigas de información almacenada, atado al mástil, como
Turner...mucho dibujo bueno, malo y trivial que se grabaron a fuego lento
durante años otorgándome un equipaje mental que no tiene precio." José Manuel
Merello
OCTUBRE 2011
Van Gogh, Leonardo da Vinci, Mozart y Marylin. Coincidencias.
Más tonterías. Ahora le toca a Van Gogh. Acaba de salir un nuevo libro que especula sobre sus últimos días de vida; sobre si se suicidó o lo mataron por accidente. No he leído el libro pero sí algunas citas como aquella en la que le preguntan a Vincent, que se desangraba en su lecho, si se había querido suicidar y contestó “creo que sí”. Ea, ya está, esto significa que hay libro que escribir porque semejante respuesta pudiera indicar que no fue él quien apretó el gatillo pero que le suicidaron al fin.
Esta sandez y otras que cita el libro justifica sin vergüenza alguna plantear una intriga nueva que seguramente dará mucho dinero, -porque luego irá al cine, y si no al tiempo-. No importa enredar y hurgar lo que haga falta, sin el menor respeto, en la vida de un ser que lo dio todo a cambio de nada. Es repugnante este gusto por lo que pudo ser a costa de cualquier bobada y tirando de leyenda para acabar construyendo un jeroglífico que pueda dar morbo y pasta por mucho tiempo. Me parece una falta de respeto indignante hacia el genio generoso.
Es lo mismito que con La Monalisa de Leonardo. Venga, a ver qué inventamos ahora o qué podemos descubrir bajo la manida, pesada y nada enigmática sonrisa de la Donna. Oye, mira, creo que este pelo de su cabello tiene forma de cruz de alguna secta rara y esta unión de puntos que creo ver es la pista de un secreto poderoso que implica que Leonardo conocía ya la existencia de los neutrinos. Y así sin parar, una tontería tras otra, da igual que La Gioconda sea un cuadro mediocre (más allá del empleo del “sfumato” como innovación), mediocre, que sí, que en su contexto histórico y demás puede tener su cosa pero que plásticamente no llega muy lejos. No importa. Ya han conseguido que se convierta en un icono a base de chácharas y patrañas, y entonces, a partir de ahí, empieza a tener su interés, completamente al margen de su calidad verdadera. Como la imagen de Marylin en el pop art. Nada más. Pobre Marylin, cuanta gente sigue lucrándose con su imagen y su muerte. Estoy convencido de que a Da Vinci todo esto le daría, sobretodo, pena. Mucha pena.
Y si no Mozart. Él y su muerte. Salieri y Mozart enredados en una maraña que ensucia para siempre la imagen del gran hombre dejándolo por los suelos como a un payaso retrasado en la por otra parte extraordinaria película de Milos Forman, “Amadeus”. Es siempre igual: intrigar o hacer arte a costa de lo que sea. Caiga quien caiga. Siempre digo que el arte no entiende de moral pero eso no nos da derecho a crucificar perros y tampoco a que hagamos intrigas y cábalas sobre seres humanos que solo hicieron que engrandecer nuestro espíritu dejándose la vida en ello.
Me entristece mucho que no paren de remover las orejas, los huesos, la miseria y la intimidad de estos mártires del arte.
Que los dejen en paz.
“José Manuel Merello”
SEPTIEMBRE 2012
PINTURA CÓMODA, FÁCIL Y
OPORTUNISTA.
PINTURA MALA.
Para los que no saben leer, o sacan los cosas de contexto, vaya por delante que pienso que cada cual es muy libre de pintar y exponer lo que le venga en gana. Pintores y galerías. Con lo que escribo a continuación solamente quiero dejar constancia de mi tristeza ante la invasión de pintura fácil y de ese nuevo decorativismo cómodo y enmascarado de modernidad que está convirtiendo el mundo del arte en parques temáticos donde la calidad y autenticidad brillan por su ausencia.:
-No me gustan los pintores de Marylines ni de Meninas. Ni de Obamas ni de Budas. No hay ni uno que pinte medianamente bien. Si veo una Menina actual o una Marylin tiemblo, porque sé, sin atisbo de duda, que su autor es torpe y lo que es peor; o no se ha dado cuenta de su torpeza o es un oportunista.
-Aborrezco tanto cuadro de Nueva York, triste, de oscuros grises y marrónes bituminosos. Nuevayores que se clonan y se reproducen con una especie de "antoniolopismo" mal entendido que da pena (cuando Antonio López pintó su "Gran Vía" Madrid era tal como su talento la describió: un Madrid gris, contaminado y de color ceniza. Actualmente la ciudad ya no es así y el pintor, fiel a sí mismo y de ojo certero, la pinta como es ahora; basta con observar su cuadro "Madrid desde Vallecas", perfecto reflejo del estado real de la urbe: sin concesiones, con sus adosados pulcros y su burbuja inmobiliaria retratadas para siempre). Qué distinto compromiso que el de aquellos oportunistas que se empecinan en seguir viéndolo todo nublado, deprimido, con un Nueva York amargado y bajo el yugo del gris opresor. Es el sorollismo actual, como aquel que se cargó a Sorolla y lo condenó a pintor fallero gracias a la tropelía de pintores, malos a rabiar, que lo interpretaron y edulcoraron hasta convertir su poderoso legado en zumo de naranja batido en almíbar.
-Detesto a los pintores sin recursos y débiles de factura que recurren al collage, lánguido y manido -y a la tipografía y los transfers-, para tapar sus vergüenzas y sus carencias. El collage, maravilloso descubrimiento técnico donde los haya, debe ser breve, transversal y sucio; surgido de la entraña orgánica de la pintura cuando ésta lo exige. Y no un simple añadido decorativo.
-No me gustan los coloristas, intensos porque sí, que no entienden que el color, por fuerte que sea, es como una bestia a la hay que saber templar y coordinar con especial cuidado para que tenga gracia, elegancia y categoría. El buen color, aun el más fuerte y contrastado, es manso en su bravura y no molesta al ojo.
-Igualmente abomino de los coloristas amables, empalagados de celestes, rosas, azules bebé y grises pastelosos que no quieren molestar a nadie sino tan solo encajar bien sobre el eterno sofá del pobre cliente que nada entiende. Eso sí, con algo de collage suavito y algunas letras de diario para darle un toque moderno. Y todo a cuatro duros.
-Me hacen llorar los cuadros construidos a base de fotografías gigantes -vintage a ser posible-, cuatro bandas de color, unos manuscritos viejos pegados, y, cómo no, unas letras o un texto enormes que apañen el conjunto.
Ay, me temo que el mercadeo a bajo precio y el estilo del tipo "cuadro oportuno, barato, moderno y decorativo, para hotel o sofá de salón", de las grandes multinacionales del mueble asequible, se está instalando sin remedio en muchas galerías de arte.
¿Será ésta la definitiva muerte de la pintura?
"José Manuel Merello" Valencia 2012
FEBRERO 2013
PINTORES ESPAÑOLES. PINTORES DEL MUNDO.
La pintura española actual camina con un pie puesto en el siglo XX y otro en el XXI que aún está por determinar. La primera década de este nuevo siglo, como era previsible, no ha cambiado el aire ni ha aportado nada nuevo en el panorama del arte español (ni mundial). Ni para bien ni para mal. Simplemente continúa con inercia lo andado básicamente desde el Pop y el Expresionismo americano, el Minimalismo y cierto Hiperrealismo. Y en mi opinión está bien que así sea, porque la medida del tiempo nos demuestra que el ritmo frenético de innovar a toda costa es algo que pudre el natural curso del arte y en particular de la pintura. Visto con perspectiva se continúa pintando como en siglos anteriores: el soporte sigue siendo una superficie plana, generalmente rectangular, colgada de la pared a la altura de los ojos del espectador; los medios pictóricos son casi los mismos: óleo, acrílico, tierras, polvos de mármol, pigmentos...las herramientas muy similares si no idénticas: pinceles, brochas, espátulas, sprays y poco más. El cometido, la finalidad de la pintura, a partir del siglo XVII es la misma, solo actualmente enriquecida por un nuevo concepto de arte como valor intrínseco en sí mismo, sin mensaje, y también por el uso de la pintura como arma de crítica social. Así pues, dentro de mil años, todos nosotros, los pintores del mundo y los pintores españoles de hoy, seremos casi indistinguibles de los pintores de siempre. Solamente un cambio de paradigma radical, que hoy no podemos ni atisbar, podría ser un punto de inflexión que marcase un arte nuevo. Y por eso creo que los pintores no deben insistir en encontrar algo completamente inusitado y revolucionario cada día. Es realmente estúpida esa pretensión, vanidosa y egocéntrica, de creer que tu edad contemporánea es la única edad contemporánea que ha existido, o la más importante de todas ellas. Y no. Tal vez lo sea para ti como sujeto presente que está vivo, pero en términos históricos todo momento fue contemporáneo mientras transcurrió, todo artista estaba viviendo en la más absoluta modernidad, en el más completo presente imaginable ("Hoy es siempre todavía" ANTONIO MACHADO). Tan solo el genio puede marcar diferentes tendencias que aun así, desde el momento en que las integra y son engullidas por su realidad presente no lograrán salirse del perímetro infinito que dibuja la circunferencia casi perfecta de la pintura de todos los tiempos, que caracolea en un bucle casi cerrado que lejos de limitarla en parte la define. Para mí, pintor español, mejor o peor, es fascinante saber, darme cuenta, que pertenezco al mismo tiempo geológico que los pintores antiguos de Hispania, de Velázquez, de Picasso o de Miró.
El tiempo, su transcurrir implacable, nos unificará a todos en un mismo movimiento pictórico eliminando teorías, crisis, invenciones disparatadas y discursos que quedarán invariablemente en simple polvo.
Y yo, consciente de ello, sin estridencias, lo único que pretendo es hacerlo lo mejor posible cada día.
"José Manuel Merello" Valencia 2013
CIENCIA Y ARTE. EL MILAGRO.
"Estudié Física y Matemáticas en la Universidad durante dos años. Tenía por
entonces 30 años. Mis conocimientos eran prácticamente nulos, pero como soy
autodidacta en todo, pude, tercamente, adentrarme en algunos de los cimientos
que gobiernan el mundo. Y para intentar comprender muchas de las cosas
complejísimas que son la arquitectura de todas las demás ciencias utilicé el
método de compararlo todo, o gran parte, con aquello de lo que yo sabía algo: el
arte de la pintura. De esta manera fui encontrando que ambos ámbitos del
Conocimiento, Ciencia y Arte, no son antagonistas, sino muy al contrario, se
retroalimentan el uno del otro, se explican el uno en el otro. Era fascinante
comprender que un número negativo, por ejemplo, podía ser entendido
perfectamente como lo que yo les decía a mis hijos, como una anti-vaca: tienes 1
vaca, 2 vacas, 3 vacas. Las puedes ver y caben en tu concepción del mundo.
Tienes 0 (cero) vacas; se comprende fácilmente porque es como no tener nada.
Pero, ¿ y tener -1 vaca, -2 vacas...etc ? ¿Cómo podemos imaginar qué es eso,
esos números negativos?. Fácilmente: son una deuda. Si tienes -1 vaca es que
debes una vaca; -2 vacas, debes 2 vacas. Los números negativos expresan deudas,
algo que no existe sustantivamente pero que se adeuda a la parte "real" de las
vacas que ríen y que existen. Mis hijos aprendieron matemáticas de esta manera.
Algo así, enredando con mi propia fantasía, hacía con casi todo y mucho de ello
llevado al ámbito del arte. Pude entender con total claridad que como el color
rojo era el opuesto al verde, y que su suma los neutraliza en un gris (un cero),
igualmente si extendía la coordenada del supuesto rojo hacia el infinito éste
nunca acabaría, no tendría final. Y así el rojo, todos los colores rojos del
mundo que conocemos, no son sino solo una infinitesimal parte de todo lo que el
rojo puede ofrecer. Y existirán azules increíbles, allí, en su eternidad azul. Y
unos amarillos indescriptibles...Otra cosa es que nuestro ojo y cerebros puedan
visualizarlos. Quizá algún día. Matemáticamente existen. Físicamente, como
longitud de onda, tal vez no. Pero daba lo mismo. Me servía para comprender.
Y si tomaba un sistema tridimensional de coordenadas ( x,y,z ) y a cada eje le
asignaba un color primario: amarillo, magenta y cyan, podía comprender de manera
casi mágica cómo toda curva, toda función que se extendía por aquel sistema
escalar de colores (positivos y negativos), toda recta, toda ecuación, eran
perfectamente resueltas ¡en colores !. Y todo un mundo maravilloso se abrió ante
mis ojos.
¡ Ah ! Ciencia y Arte. Todo está entrelazado, todo es un sistema de
conexiones insospechadas.
Todo es un milagro."
© José Manuel Merello
(Octubre 2013)
TEMBLOR
"Si permites un lugar para el
error, para el temblor, entonces tus aciertos brillarán intensamente."
© José
Manuel Merello (Septiembre de 2013)
EQUILIBRIO
"El equilibrio entre lo bien hecho
y lo excesivamente bien hecho es parte de la clave: hay siempre que dejar un
espacio al error, a la emoción, a la respiración. Tanto en el color como en el
dibujo y en las formas. Si bloqueamos por completo estos tres puntos -error,
emoción y respiración-, entonces la obra de arte está muerta. Muerta o bien
nunca hubo nacido."
© José Manuel Merello (Octubre 2013)
EL NEGRO ES EL BLANCO
"Existen pintores, decoradores, ilustradores, diseñadores...que niegan el uso
del color negro porque creen que resta color o que lo ensucia. Y en cambio no
niegan el blanco.
No se dan cuenta de que en verdad, matemáticamente,
físicamente, o como se quiera ver, el color negro no es más que un matiz más del
blanco. Es, en definitiva, otro blanco más. En la escala de grises, infinita,
que va desde el blanco más extremo al negro más profundo ¿dónde trazar una
frágil línea que sentencie que a partir de ahí empieza el negro?
Es absurdo
y, por experiencia como pintor, puedo decir que el negro es completamente
esencial en la formación de infinidad de colores. Aparte de un arbitro que los
coordina en armonías extraordinarias. Exactamente igual que el blanco.
Para
mí está muy claro. El negro es el blanco."
© José Manuel Merello (Octubre
2013)
LA LUZ DE LA DUDA
"Una pintura, una buena
pintura, debe estar "rota", quebrada, articulada alrededor de la duda y del
incesante aprendizaje. Personalmente no me interesan aquellas obras -tanto del
arte contemporáneo como del arte clásico- que se cierran sobre si mismas sin
dejar un hueco a un aire nuevo, así como tampoco me atraen las pinturas con
errores predecibles y conscientes. Los Grandes Maestros de todos los tiempos
avanzan en una torpeza sabia que en su cima, despojada de toda certeza y
vanidad, refulge como una luz limpia y trémula. La luz del espíritu humano."
©José Manuel Merello (Febrero 2014)
DICIEMBRE 2014
EL LADO OSCURO.
"Lo cierto es que admiro muchas de
las extrañas pinturas de algunos Grandes Maestros del Arte que no otorgan
concesiones a nada, que no dan tregua a la belleza asumida y que se sumergen en
las más insondables simas de la pintura. Cuadros de consciente rareza (muy
difíciles de pintar), impecables en su ejecución, de pureza absoluta, de una
franqueza obsesiva; pero oscuros, delirantes, cerrando el circulo de la fiebre
de la mente. Es el psicoanálisis de la pintura. Pienso en Picabia, en Solana, en
algunos Picassos, en el Goya de las pinturas negras, en Julian Schnabel. No me
olvido de Lucien Freud, ni del primer David Hockney, ni de los hiperrealistas
sufridos, ni de tantos otros. Su obra me fascina y me inquieta. Y la agradezco,
por su generosa ofrenda al arte del lado negro del hombre. Pero yo trato de
digerirlo y depurarlo en la parte que me toca sin olvidar que son fantasmas del
alma humana que están ahí, aunque tratando de reconducirlos hacia un arte que no
olvide la alegría de la vida, la serenidad, la potencia de la salud, el sol
radiante de la mañana, el cielo despejado del corazón humano cuando es
compasivo. Esta decisión de vital homenaje a la alegría, en Arte, no es ni mejor
ni peor camino, pero es mi camino".
© José Manuel Merello (Diciembre 2014)
COMPOSICIÓN
"La composición lo es todo. Una
compensada composición de espacios, una equilibrada composición en las líneas,
una justa ponderación del color...todo, absolutamente todo es composición en
pintura"
© José Manuel Merello (Diciembre 2014)
LA CULTURA
"¿Qué es la CULTURA?
¿Ver
cuadros?, ¿ir al Teatro?, ¿bailar y danzar?, ¿visitar cuantos más museos mejor?,
¿la Ópera?...
Todo eso está muy bien, pero la CULTURA es más que eso. Es
espíritu critico, conocimiento, compromiso. CULTURA es todo aquello que hace al
ser humano libre y dueño de su destino.
Lo demás son caminos hacia la
CULTURA, pero no son ésta."
©José Manuel Merello (2014)
ARTE Y EXPRESIÓN
"Todo arte implica libertad,
técnica y conocimiento. Sin libertad no hay expresión, sin conocimiento no hay
nada que expresar y sin técnica no hay forma de expresarlo."
© José Manuel
Merello (2014)
EL DIBUJO ORGULLOSO
"Si no sabes dibujar, olvídate de pintar. Pero no creas que un buen dibujo es un simple boceto previo; ni un habilidoso ejercicio de representación realista de nada. Un buen dibujo existe por sí mismo sin deberle lo más mínimo a ninguna corriente artística ni a ningún concepto estético; es color sin color, pintura sin pintura. Un buen dibujo, en su extrema sencillez, lo es todo en Arte. © José Manuel Merello (Agosto 2015)
DICIEMBRE 2016
¿SENTIMIENTO?
"No te engañes. El sentimiento solo no sirve de nada en pintura (ni en ningún arte). Es la técnica refinada y el conocimiento profundo de los mecanismos internos de la pintura lo que hace que ésta funcione y se muestre en todo su esplendor, con todo su sentimiento a flor de piel."
FRÍO
"A veces me desespero con el arte de vanguardia, frío, nihilista, presuntuoso. Incluso gran parte del realista está recorrido por un helor glacial que da miedo, por reaccionario. Tampoco siento clemencia ninguna por los naturalistas, impresionistas, expresionistas y surrealistas modernos en los que el azúcar es el único ingrediente. Pintura, ¿dónde estás?"
EXCUSAS
"¿Un bodegón?, ¿un paisaje?, ¿un desnudo?, ¿una abstracción?, ¿un retrato? Una flor, una luna, un jarrón, un mar turquesa, un árbol frondoso, los ojos verdes, azules, cetrinos, los ojos negros, ¿Un caballo?, ¿un gorrión?. Qué más da, son caprichos, son simplemente excusas para PINTAR." © José Manuel Merello, (Diciembre de 2016)
POPEYES y FORMOL
"No sé muy bien qué pensar sobre
el arte contemporáneo más fustigante de hoy, trato de ser siempre lo más
prudente que puedo y no caer en un juicio fácil con artistas de la talla de Jeff
Koons o de Damien Hirst, por citar dos auténticos dioses enjoyados del arte (o
del mercado del arte, que a veces es casi lo mismo). Para mí es importante que
surjan artistas tan extremos como ellos porque me mantiene vivo en un
contradictorio sentimiento de rechazo y de bofetada fresca, aunque muchas de las
veces ni los entienda. La Historia del Arte demuestra que a cada Movimiento
nuevo le surge una especie de reacción contraria, de negación y rechazo
iniciales que no es otra cosa que una Ley de Newton reflejada en el rechazo de
lo viejo a lo nuevo. Visto con perspectiva todo está bien; están bien los
cambios y están bien los rechazos que estos provocan. Todo es tensión. Todo
forma parte del juego y de paso pule y centra las más descabelladas propuestas
evitando que se escapen de órbita al espacio sideral. La obra de estos dos
artistas que cito, Hirst y Koons, son extremas, de un golpe transportan la obra
de otros artistas al Neolítico y ese zarpazo brusco o te sana o te destroza como
pintor. Pintores tan transgresores como Van Gogh se vieron, de pronto, metidos
en los museos por obra y gracia de un Picasso que a su vez -quién lo iba a
decir- perdió su melena de Sansón por un Pollock desollado por un Warhol ahora
solo un juego de niños frente a Jeff Koons o Damien Hirst, por poner solo unos
ejemplos y en un orden inventado que no tiene por qué ser el histórico ni lo
pretendo. Es solo para sacar a la luz esa poderosa fuerza de la innovación que
da al traste con todo, aunque siempre, siempre, apoyada sobre ese todo que
niega. Qué belleza de mundo vivo que avanza a golpe de corazón, un borbotón de
sangre adelante, un recogimiento hacia detrás. Adelante, hacia atrás, adelante,
hacia atrás. Imparable."
© José Manuel Merello (Febrero 2017)
IMPORTANCIA DE LA TÉCNICA EN PINTURA
"Se dice que un buen pintor puede hacer una obra de arte con los más elementales materiales, se dice que con dos o tres colores de la calidad que sea y sobre cualquier soporte por absurdo o barato que fuese ya te transporta al cielo con su arte. Y yo así lo creo, porque definitivamente lo que importa es el resultado y no los medios disponibles para llegar al fin deseado. No obstante este planteamiento esconde una trampa peligrosa que lleva a pensar que los materiales y la técnica no importan, sino el sentimiento y la astucia, la sola habilidad del pintor. Esto efectivamente es una trampa oscura para un artista y para su público ya que el Arte se asienta sobre la técnica más depurada y ésta sobre los materiales más exquisitos. Y no es algo caprichoso o sibarita sin más, es el resultado natural del aprendizaje más profundo y de la investigación más cuidadosa de las entrañas de la pintura, algo que solo los pintores que se entregan a su oficio durante años y años son capaces de alcanzar a entender. Cuando avanzas por el apasionante pero pedregoso camino de la pintura te vas encontrando con problemas de armonía en el color, en las formas, en la textura. Con el tiempo mejorarás en el dibujo y en el esquema con solo un lápiz y una hoja cualquiera, pero tropezarás con problemas que no tienen cura ni solución si no puedes acceder a un material refinado, y de la misma manera chocarás con un alto muro si piensas que éste material te va a regalar la solución cuando realmente es la sinergia entre ambas cosas, el mejor material y la técnica más sublime, unidos a la capacidad del artista y a su visión, lo que traerá como consecuencia el brillo intenso y elevado de una buena pintura. Y cuando esta combinación de todo -que puede tardar años en llegar si por ejemplo el pintor es pobre- llega al fin, entonces sí, entonces un pintor así formado puede coger un concha de la orilla del mar y trazar un maravilloso dibujo en la húmeda arena, lo podrá hacer porque sabrá escoger la concha con el filo más adecuado, conocerá la presión que tiene que ejercer sobre el manto arenoso, la inclinación, la abertura de la incisión y lo hará con el cuidado primoroso para conjugar todos estos elementos en una impronta impecable. Lo extraordinario es que todos estos conocimientos para el arte más pobre o más primario no le vendrán de la nada ni de su maestría natural, le vendrán de haber conocido y trabajado intensamente con un pincel bueno y uno malo, con un pincel que apoya su codo con la tensión justa sobre el lienzo y que rebota imperceptiblemente provocando una pincelada celestial pero también con la conciencia añadida de un pincel pobre de pelo mocho y quebradizo que raspa y arañará la superficie, de manera provechosa si se trata de un toque expresionista o semejante, pero que de ninguna manera le permitirá realizar una gradación exquisita y suave si la necesita. Y así es con todo, así es con los pigmentos escogidos, con los aceites, con las resinas. Así es también con el soporte y la base, con su absorbencia, con su arrastre, con su grano...la complejidad debida a la colaboración de tantos factores llega a su cota más alta y a su dificultad máxima, pero es solo de ella de donde se pueden conseguir los mejores y más maravillosos resultados.
Es cierto, puedes pintar con un palo raspando un tronco, pero si conoces los materiales en profundidad, desde la escala más inferior a la más suprema, y manejas la mejor técnica, sabrás escoger el mejor palo, afilar bien su punta, encontrar la zona más indicada del tronco, aprovecharás sus protuberancias, dominarás tu muñeca y acertarás con el mejor giro de tu mano. Y solo así tu huella sobre el árbol será una huella perenne y hermosa, una huella sin tiempo." © José Manuel Merello (Abril 2017)
LOS PINTORES ESPAÑOLES
"Los pintores que más me han impactado durante años y años han sido los pintores españoles. No por nacionalismo, sino porque nací en Madrid, relativamente cerca de El Museo del Prado, y allí crecí durante las décadas de los 60 y 70. Es decir, en pleno oscurantismo donde todo lo que se respiraba era Made in Spain o como mucho lo que Spain, "different", había coleccionado y atesorado en sus siglos de Oro. Así, lo más probable es que la formación artística en España de un pintor se cimentase en los Clásicos Españoles de toda la vida como Velázquez, Goya, Murillo, Zurbarán, El Greco, Ribera, Ribalta... y por supuesto Sorolla, Pinazo, Casado del Alisal, los Rosales, los Madrazo, Fortuny, Beruete y los grandes del siglo XIX de los cuales realizar una lista con un mínimo de rigor es casi imposible. Pero ni rastro de pintores europeos ni americanos, no digamos chinos o japoneses: lejos y en el olvido español habitaban Frida Khalo, Diego Rivera, Pollock, Hopper, Warhol, y tantísimos otros. Solo teníamos pintores españoles. Eso sí, tan buenos, tan sobrenaturales, que era (y es) suficiente para andarse perdido explorando sus logros durante una vida entera, y dos o tres también. Orbitando a todos estos pintores encontrabas -porque fueron en su momento colecciones de Felipe IV y otros visionarios- obras importantísimas de pintores italianos y centroeuropeos como Rubens, Van Dyck, algún Rembrandt, Tiziano, Rafael, Mengs, Tintoretto, El Bosco, los Bruegel y un larguísimo etc que da la medida de la grandiosidad y excelencia de El Museo de El Prado y de otras milagrosas colecciones como la de la Fundación Lázaro Galdeano, o la de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, también en Madrid. Pero echando la vista atrás, al Madrid de los 70, apenas sí llegaba un ridículo eco de un tal Picasso ('esto lo hace mi niño') o un tipo llamado Miró que pintaba 'monigotes'. Nada, unos apestados que triunfaban fuera haciendo el payaso. Y estaba Tàpies, que bueno, ni comparación con Dalì, decían. Lo lamentable es que tampoco se sabía casi nada de otros enormes pintores de la España del siglo XX de la talla de Juan Gris, Benjamín Palencia, Vázquez Diaz, Cossío, Mateos (de nuevo un larguísimo etcetera) que aunque eran más asimilables por la ignorante, reaccionaria y paleta España de entonces ni aún así se veía rastro de ellos por parte alguna. Y es que por no haber no había prácticamente ni galerías de arte, ni intercambio museístico ni exposiciones culturales de ningún tipo, -excepción hecha de La Fundación Juan March, auténtico oasis de modernidad y de luz-. El abotargamiento era absoluto y el tiempo estaba detenido. Habitábamos inmersos en una península gigante que se abastecía de su glorioso pasado, viviendo de unas rentas culturales y de un patrimonio artístico realmente portentoso pero anquilosado y asfixiado por la total y absoluta inexistencia de un aire purificador que aventase tanta gloria secular, tanto autobombo, y que dejase paso a la modernidad y al mundo. De esta manera y bajo los restos de tan fastuoso naufragio crecieron tantos y tantos artistas en España durante décadas inacabables, recogiendo de aquí y de allá gemas que por su descomunal calidad habrían de seguir brillando bajo cualquier yugo cultural por asfixiante que fuese. Da pena, es evidente, pero también da una medida de la calidad del arte que siempre se ha hecho en España, contra viento y marea, en las situaciones más convulsas, en las más grises y tristes circunstancias los pintores españoles de la historia, desde Altamira hasta hoy, marcan un camino luminoso que estoy seguro continuará dando cosechas abundantes de grandísimos artistas durante muchos largos años. Que así sea." © José Manuel Merello (2017)
El origen
"La Pintura siempre vuelve. De
hecho nunca se fue. Es como el ansia de campo, de establo orgánico, de olor a
tierra mojada que nos sacude el alma cuando, de pronto, despertamos lúcidos en
medio del ruido y del fragor de cualquier absurda ciudad contemporánea. La
Pintura es el regreso, el retorno; nosotros nos marchamos una y otra vez pero
ella siempre sigue ahí, al rescate. La Pintura es Altamira: EL ORIGEN."
©
José Manuel Merello, 2017
Colores feos
"No existe un color feo o un color bonito. Si existe la armonía, hasta el más triste de los colores brilla imperioso como el sol" © José Manuel Merello (2017)
Catedrales
"La pintura es construir, y
construir es delimitar, cimentar, compensar y ponderar para encontrar un
equilibrio; construir es izar, levantar paso a paso hasta elevar una idea.
Construir es germinar y edificar, de abajo a arriba, de dentro a afuera, la
simiente del alma humana mediante la técnica más depurada. Pintar es levantar
una Catedral."
© José Manuel Merello. (Julio 2017)
El Arte de la Pintura
"La Pintura es la Danza del
pincel, el Teatro quieto de un suceso, la Arquitectura de la composición, la
Música del color, la Literatura de la forma y su misterio, la Escultura del
tiempo atrapado...LA PINTURA ES EL ARTE. "
© José Manuel Merello (Junio de
2017)
"La Pintura es lo que puedas hacer
con colores, formas y texturas sobre un espacio bidimensional. Lo demás está muy
bien: las Instalaciones, Performances, el Videoarte, incluso la Alta Costura.
Todo está perfecto, pero no son Pintura. No son El ARTE DE LA PINTURA."
©
José manuel Merello
Sed y Respiración
"La pintura es como una crema
untuosa que extiendes sobre la piel sedienta del cuadro. Si te pasas, el cuadro
no respira; si te quedas siempre corto la sed no se apaga."
© José Manuel
Merello, Valencia 2017
"La buena pintura nunca puede ser
aburrida, ni reiterativa, ni repetitiva. Da lo mismo si es pintura
hiperrealista, expresionista o popart. El aburrimiento es señal inequívoca de
falta de creatividad; es la oscuridad y la peor negación del ARTE."
© José Manuel Merello
"En mi pintura, la abstracción
siempre se las ingenia para ser figuración."
© José Manuel Merello (2017)
El espejo del Arte
El arte que yo quiero es la armonía resplandeciendo a través del caos. El optimismo como obligado rezo diario. El color militante a pesar de todo.
El vértigo del mundo contemporáneo, la aceleración que nos arrastra como un torrente arrastra a las pequeñas hormigas e insectos volátiles sin posibilidad de prever ni amortiguar los impactos y vuelcos, uno detrás del otro, con la violencia propia de la naturaleza indómita; los avatares diarios, el avance maravilloso y temible de la tecnología, la información, desinformación y contrainformación; el ruido incesante de un mundo moderno y tumultuoso que no deja lugar al silencio y a la quietud, a la hermandad, al perdón...Todo ello, como no podía ser de otra forma, se manifiesta en el arte de manera clarividente, como si fuese un espejo que refleja, a la velocidad de la luz, la imagen que en él se mira: sin intermediarios, sin tiempo a la manipulación, sin mentiras (las mentiras en arte son una verdad más del mundo, una realidad incuestionable).
Quizás este caos vital que nos abruma -y que a veces nos divierte en una borrachera de sensaciones- sea un deterioro de nuestra sociedad, de nuestro arte y de nuestros valores; muchos se quedan en el camino: guerras, enfermedades, injusticias, la Naturaleza en rebelión, todo son dramáticas tempestades que gobiernan el mundo y gobiernan el arte y a los artistas, indefectiblemente.
Pero quizás sean parte del juego universal, del gas cósmico, del polvo de estrellas del que estamos constituidos. Por eso, tomando conciencia de la biología extraordinaria que nos da la vida a pesar de su incomprensible afán autodestructivo de Mantis Religiosa, tomando conciencia del tsunami que nos arrastra y tirando del fulgor y los destellos de la razón, de la armonía, de la cuadratura del círculo del ying y el yang consigamos, tal vez, atravesar, como el poeta, a pesar del dolor, este camino que es la vida y que es el arte. Golpe a golpe, verso a verso. © José Manuel Merello (2019)
La Cueva de la Pintura
"El dibujo es el origen, la cueva,
el útero que gesta y da forma a toda pintura"
©Jose Manuel Merello (2019)
Arte feo, Arte bonito.
"El arte feo, si es bueno, siempre resulta bonito. En cambio, el arte bonito, si es malo, será irremediablemente feo." © José Manuel Merello, (2019)
ARTE Y ALQUIMIA.
"EN EL ESTUDIO, ALQUIMIA DEL ARTE:
Aceites de linaza espesados al sol, Stand Oil, de adormideras, de nueces.
Resinas de Dammar, de Almaciga, Cetónicas, Alquidicas...Mediums, Aceite Negro,
Aceite cocido ...Pigmentos de Cadmio, Quinacridonas, Cobaltos, Tierras
naturales, Carbón, Pftalocianinas... Ceras, de abeja, parafinas, blanqueadas y
purificadas... Trementina, White Spirit, Gesso, Carbonatos de
Calcio....Emulsiones de huevo, Temples, Emulsiones acrílicas, Acetatos de
Polivinilo, Toluenos, Geles, Secantes, Espesantes, Celulosas...
Y notas, anotaciones de procesos, de tiempos, de humedad, de temperatura.
Conclusiones, reflexiones, dudas, certezas, pruebas descartadas, Eurekas...
La Pintura se sustenta en la técnica y ésta en el material. LA PINTURA ES
ALQUIMIA !!" © José Manuel Merello, (2021)
BENEVOLENCIA
"Con los años te vuelves más benévolo con muchas de las pinturas torpes de los que están comenzando en el oficio -y con las tuyas propias-, pero no por condescendencia ni debilidad, sino porque llegas al punto en el que se te revela que en el trazo torpe y titubeante, en la mano que duda, en la tachadura y las capas sobrepuestas sobre errores anteriores se esconde el proceso creativo, el descubrimiento del acierto, y la magia y certeza de que el Arte es un universo vivo que se gesta lentamente, obra a obra, acierto a acierto, como el niño que balbucea sus primeras palabras y en las que ya brilla el germen maravilloso del lenguaje complejo. " © José Manuel Merello, (Marzo 2021)
PINTURA CONTEMPORÁNEA.
¿Pintura contemporánea en el siglo
21? Me divierte, en el sentido positivo de la palabra, todo lo que acontece en
el arte contemporáneo, me saca de mis prejuicios, entona mi mente como una ducha
de agua helada, como un viaje a un delirante parque de atracciones, al tren de
la bruja con sus escobazos persistentes en la sesera. Sí, me fascina asistir al
mundo moderno del todo vale, también en el sentido estrictamente positivo de la
palabra. No hay nada más rejuvenecedor ni que te quite más la grasa de la vista
que el K7 del circo contemporáneo. Pero eso sí, asisto distante, activando el
gran angular de mis ojos y de mi juicio para no perder el criterio ni caer en el
boberío facilón ni en la pedantería estreñida del conceptualismo imperante,
cuando ya los conceptos, en arte, son manidos y huelen a naftalina casposa.
Me aburre en cambio, y de qué manera, las charlas tediosas de los críticos y
curadores que tratan de ensalzar con conceptos pomposos (otra vez los
insufribles conceptos) aquello que no necesita explicación alguna, o casi. Nunca
jamás se explicó tanto el arte, ni hubo tantos curadores que te asaltaran hasta
de debajo de las piedras asustándote con su suficiencia para venderte
enciclopedias infumables que pretenden dar sentido, obviamente para los incautos
compradores, a la más ridícula de las obras actuales. Pedantería en grado máximo
al servicio del negocio supremo.
Me gusta el mundo
contemporáneo, sí. Lo observo, me refresco con él, tomo los guijarros de interés
que pueda encontrar y lanzo el resto inmisericordemente al contenedor más banal,
el del plástico. Y a seguir, que no me sobra el tiempo. © José Manuel Merello.
(Valencia 2021)
¿CARICIAS O BOFETADAS?
El público en general puede entrar en una galería o en un Museo de Arte Contemporáneo y salir asombrado. O salir sobrecogido, extasiado. Pero lo habitual es salir abofeteado, con una sensación de haber sido estafado, utilizado y tratado como mercancía. Algo no marcha bien...© José Manuel Merello (Valencia 2021)
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ENTENDER DE PINTURA
"No creo que pueda comprenderse el
verdadero alcance de una pintura si no se es pintor. Al espectador común,
incluidos críticos de arte y cultos en general -salvo en parte los restauradores
y conservadores- la experiencia ante una pintura (y escultura) es parcial y
bastante limitada. Deberían de ser educados para entender un proceso pictórico
que conlleva unas sensaciones que no son observables con el solo hecho pasivo de
estar delante de una obra; delante aunque mentalmente activo, visualmente
atento. Un pintor, y cuanto más experimentado y virtuoso mejor, podrá adivinar y
revivir con pasión y sobrecogimiento la inmersión profunda del artista al crear
dicha obra. Serían dos evaluaciones: la del resultado y la del camino hasta él.
El publico en general, culto, puede apreciar y disfrutar del resultado, pero no
del camino. El pintor, diestro y preparado, podrá disfrutar y entender la médula
de ambos." © José Manuel Merello, 2021
CORRIENTES ARTÍSTICAS
La pintura Pop, la Expresionista, la Minimalista, la Futurista, el Neoclasicismo, Neoexpresionismo, la pintura Realista, el Hiperrealismo, la Abstracción, el Cubismo, el Surrealismo, el Naturalismo, el Impresionismo... Las corrientes artísticas no son ríos independientes y autónomos, sino simplemente afluentes de un mismo Amazonas: UN CUERPO VIVO Y PODEROSO, UN SISTEMA SOLAR QUE ORBITA FRENTE A UN SOL ÚNICO, LA PINTURA. © José Manuel Merello, 2021
Gerhard Richter
"Gerhard Richter (Dresde, 1932).- Bajo la aparente construcción de una pintura de azar, fácil y de mercadillo, se encuentra la imponente obra de un artista contemporáneo (el más caro entre los artistas vivos) que mediante un peculiar y aparentemente simple proceso de trabajo alcanza unas cotas de plasticidad y de color realmente potentes. Su estilo, imitadísimo, logra lo que no consiguen sus seguidores: un color impecable, rico, untuoso; unas formas forjadas sobre casi nada, formas que no existen como tales sino como consecuencia de una batalla de colores extendidos una y otra vez, parados en el punto justo con precisión casi quirúrgica. Colores detenidos y vueltos a sobrepintar, a rascar, resucitando una y otra vez los corales escondidos bajo las flores de una aguada imposible, o de un espacio vacío tembloroso y radiante sobre la textura volcánica de un color, que, como el color de Mark Rothko, se basta a sí mismo para existir. Es la Pintura en estado puro." © José Manuel Merello (Valencia 2021)
¿PINTURA?
"Pandemias, huracanes desquiciados,
inundaciones, nevadas en el mar, incendios colosales. Guerras, hambrunas,
dictaduras, desconcierto, migraciones masivas, olas de calor pavoroso, olas de
frío glacial. Exclusión, abusos, violencia extrema, pobreza...¿Pintura? Sí, más
que nunca, PINTURA."
©Jose Manuel Merello (2021)
El arte de comprar ARTE. Un mundo nuevo.
La adquisición de arte contemporáneo ha dado un giro insospechado hasta hace solo unos años. Si a Claude Monet le hubieran dicho hace 120 años que sus nenúfares y sus paisajes brillantes iban a poder verse en pantallas de altísima calidad desde cualquier punto del mundo y, además, comprarse y coleccionarse desde el sofá de una casa con solo unos clics hubiera pensado que era una broma pesada. Nadie en su sano juicio se adelanta en el tiempo a semejantes cambios de paradigma, nadie salvo los locos o los visionarios que generan dichos cambios cuando la tecnología lo permite. Pero además de la tecnología lo debe permitir el público, que ha de asumir con naturalidad la posibilidad más que real de dicho avance, el acto cómodo y seguro de comprar, al precio que sea, objetos de todo tipo, desde un coche, una casa o el arte de más valor. Esta confianza interiorizada como algo normal, como un proceso habitual de mercado, ha costado también una décadas de asimilación por parte de la ciudadanía desde la aparición de Internet. Antes de eso todo era analógico y requería de un examen minucioso y presencial del objeto, artístico en este caso, su confirmación de cosa real y no virtual, y por supuesto de un método de pago milenario que nada tiene que ver con las pasarelas bancarias ni las transferencias que usamos actualmente en Internet. Se podría decir que se ha perdido el encanto de la venta directa, el intercambio entre vendedor y comprador, la apreciación directa del cuadro, del coche, de la casa vacacional a la que iremos en verano, pero nada se ha perdido, estas opciones continúan estando ahí, solo hay ganancia, solo hay herramientas nuevas y fabulosas para poder cómodamente comprar lo que sea. Las estafas y los timos los hubo siempre y el argumento de que online todo es peor no se sostiene; los protocolos de seguridad de la worldwideweb, la banca con sus actuales sistemas de pago en línea, la progresiva educación y conocimiento del entorno digital de la ciudadanía hacen que poder comprar un precioso coche nuevo o un cuadro del artista que nos guste sea actualmente también real, sencillo y fiable, y un placer accesible desde el lugar más cómodo y alejado imaginable.
©Jose Manuel Merello (2023)
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ESCRITOS SOBRE PINTORES: DIEGO VELÁZQUEZ, SOLANA, FRIDA KAHLO, MORANDI, SOROLLA...
La Natural Condición. (130x81 cm)