Arte Actual. Pintura Actual Española.
Mujer de Marsella.
(100 x 81 cm)
Técnica mixta.
Arte Actual. Pintura Actual Española.-
Muchacha interior.
(40 x 30 cm)
Técnica mixta sobre tabla.
|
M E R E L L O
|
|
Arte contemporáneo. Pintura española. Arte actual.
Mujer con corazones
(100 x 81 cm)
Técnica mixta sobre lienzo
PINTURA ESPAÑOLA.
Caballos del Sol
(73 x 92 cm)
Técnica mixta
Arte Pintura Contemporánea
|
PINTURA EXPRESIONISTA ACTUAL SIGLO XXI. COMPRENDER EL ARTE ACTUAL. ENTENDER EL ARTE CONTEMPORÁNEO ACTUAL. Invertir en arte moderno.
Mujer y Florero. El Sueño.
(81 x 100 cm)
Técnica mixta sobre lienzo.
Arte Actual. Pintura Actual Española.
Mujer de Niza.
(60 x 50 cm)
Técnica mixta sobre tabla.
Arte Actual. Pintura Actual Española.
Mujer desvientiéndose.
(40 x 30 cm)
Técnica mixta sobre tabla.
Arte Actual. Pintura Actual Española.
(40 x 30 cm) Técnica mixta sobre tabla
Bodegón con tetera y florero (81 x 130 cm) Técnica mixta sobre lienzo. ARTE ACTUAL.
PINTURA ACTUAL. SIGLO 21. ARTISTAS PINTORES ACTUALES. COLOR Y MODERNIDAD.
El niño del pan (46 x 33 cm) Óleo sobre lienzo.
|
"La pintura
española mantiene a lo largo de los siglos una mirada serena y
melancólica: trágica pero nunca violenta. No existe pintura española
violenta. Ni aún el más fiero Goya ni el más horrorizado Picasso
perdieron jamás la compostura y la clase con sus pinceles." JOSÉ
MANUEL MERELLO.
Arte Contemporáneo.
ARTE ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO. Pintores Españoles, Pintura Española.
Pintura Contemporánea Española. Nueva Figuración. Pintura Expresionista.
Artistas Espanoles. Pop art. Fovismo. Fovistas.
Impresionismo. arte de Hoy. pintura surrealista actual.
Expresionismo.
Pintores Expresionistas. ARTISTAS ESPAÑOLES.
Arte Moderno.
Modern Art Gallery. 21
Contemporary Galleries of Modern art paintings.
ARTE ACTUAL. PINTURA ACTUAL.
Regreso del mar.
(92 x 73 cm)
Técnica mixta sobre lienzo.
José Manuel Merello
ARTE ACTUAL. PINTURA ACTUAL.
CONTACTO
WEB Optimizada para 1024 x 768
© José Manuel Merello Arvilla.-
ARTE pINTURA
ACTUAL contemporáneo. PINTURA ACTUAL
CONTEMPORÁNEA.
PINTORES dE hOY . Artistas Expresionistas Contemporáneos. Nueva
Figuración.
ACTUALIDAD DEL ARTE ESPAÑOL CONTEMPORÁNEO.-
"Un buen dibujo no desmerece en nada a una buena pintura. Es más, bajo todo cuadro subyace necesariamente un dibujo que lo sustenta, un esqueleto que lo arma y lo vertebra. Todos los cuadros que carecen de esta base se desmoronan y resultan flácidos. Una garantía de calidad en pintura es un buen dibujo. La cuestión fundamental es qué cosa entendemos por un buen dibujo...pero esto es otra historia"
"Todo el mundo se pregunta qué cosa es el arte. Yo pienso que el arte es toda
aquella creación humana que consigue elevar el espíritu a un plano superior de
emoción y sobrecogimiento."
"...ser pintor, escritor, escultor o músico no otorga ningún rango por encima de
cualquier otra profesión. Existen, por supuesto, infinidad de dedicaciones y
labores que llevadas al extremo de su perfección superan indudablemente a la
mayoría de las obras de los que se dedican al arte. Un maravilloso artesano
creador de mantones de Manila puede llegar más lejos que un mediocre escultor,
su trabajo puede ser muy superior. O un gran futbolista puede provocar mayores
pasiones que la mayoría de nosotros, los pintores. Ser "artista" no es un seguro
de nada. Pero si nace un genio seguro que solo nace para las grandes artes
además de para la ciencia, la filosofía o la política. No podemos comparar la
Capilla Sixtina de Miguel Angel o la Ley de la Gravitación Universal de Newton
con el mejor de los goles del mundo. El Arte con mayúsculas es fácil de
detectar; su luz continúa brillando a través del tiempo."
"La pintura española mantiene a lo largo de los siglos una mirada serena y
melancólica: trágica pero nunca violenta. No existe pintura española violenta.
Ni aún el más fiero Goya ni el más horrorizado Picasso perdieron jamás la
compostura y la clase con sus pinceles."
"La Historia del Arte es la historia emocional y espiritual del hombre. Es un
recuento de sus sentimientos más sublimes materializados en creaciones que
traspasan el tiempo. Altamira y Lascaux son ejemplos primitivos de este afán del
hombre por expresar sus emociones. Yo no creo que haya ninguna época artística
superior a otra en cuanto al impulso inicial de dejar constancia material de una
emoción o un placer espiritual; en cambio si creo que hay etapas del arte que
son superiores unas de otras a partir del momento en que el ser humano progresa
en su técnica. Así como el progreso científico va en línea siempre ascendente,
el progreso artístico, que necesita de la tecnología para poder avanzar, crece
en una línea ascendente aunque discontinua porque depende de al menos dos
parámetros para ello: la técnica y la emoción espiritual. El arte no es un
sentimiento; el arte es su plasmación, la encarnación, el sentimiento esculpido,
escrito, materializado, mediante la habilidad técnica. El hombre primitivo no
tenía más que unas mínimas herramientas para expresarse y por eso su arte es más
básico que, por ejemplo, el Arte Barroco. El problema radica en que técnica y
emoción no crecen siempre paralelas y quizás así, a veces, podamos encontrar
etapas del arte que con una técnica inferior poseen un impulso emotivo y
espiritual mucho más intenso y puro que otras, donde con más medios, el arte se
debilita porque el alma del hombre está más enranciada, reprimida o manipulada.
Si el espíritu del hombre pasa por una época sublime y libre, y le acompaña una
tecnología superior, entonces estaremos hablando sin ninguna duda de una Edad de
Oro del Arte."
"Yo no soy un pintor de vanguardia. Mi pintura es pintura contemporánea pero en
el sentido estricto de las palabras: pintura de mi época. La vanguardia, en
cambio, representa lo más novedoso -no necesariamente lo mejor ni lo peor-, es
como la punta afilada de la lanza que abre nuevas sendas. Pero la punta necesita
de toda la envergadura y potencia del peso de la lanza; el peso de la Historia
del Arte. Sin ella no existe empuje que abra nuevos caminos. El arte de
vanguardia es la frescura, lo nuevo, la sorpresa, la verdad y la mentira, la
apuesta arriesgada y fascinante. Pero a mí lo que me inquieta es tirar de la
tradición clásica y contemporánea, ahondar en lo andado y vigilar, como tantos
pintores, que la vanguardia tenga un apoyo sólido...como el hermano mayor que
sujeta asombrado al niño intrépido que con su maravillosa osadía se asoma sin
miedo alguno a los abismos. Yo necesito observar la vanguardia porque ello me
mantiene joven como artista, me depura y clarifica mi espíritu impidiendo que se
me gangrene la mirada. Yo formo parte del cuerpo delantero de la lanza y desde
mi lugar observo fascinado las punzadas jóvenes del arte y tras de mí tiro de la
magna obra de los maestros de todos los tiempos, el legado portentoso que nos
sustenta. Yo no formo parte de los destellos -muchas veces fugaces- del filo de
lanza. Cada uno tiene su papel y el mío, hoy por hoy, no está en la vanguardia."
"La enfermedad visual de Domenico."
"Siempre se ha dicho que El Greco tenía una enfermedad en la vista y que por eso
pintaba las figuras alargadas. Yo creo que esto es falso y ridículo. Es muy
fácil deducir que si yo veo una manzana y tengo una enfermedad visual que me
hace percibirla alargada, de la misma manera la proyectaría alargada en el
cuadro y un espectador con la vista sana la "desproyectaría" a su vez y la
percibiría en su tamaño real. Si no, si El Greco pintase, como dicen, la manzana
más alargada, su visión enferma la alargaría aún más al verla en el cuadro ya
terminada, y, suponiendo que no era precisamente tonto, trataría de corregirla
con lo cual su manzana alargada volvería a ser normal para cualquier espectador,
incluido él mismo.
De igual manera, si yo confundo los colores en mi paleta y veo el rojo verde y
el verde rojo, y quiero pintar un prado verde con una amapola roja, como resulta
que tengo la vista equivocada me parecerá de un esplendido rojo el prado y verde
su amapola, de forma que iré a buscar en mi paleta ese rojo, y, nuevamente, por
mi enfermedad, me equivocaré y me parecerá que la pintura verde es de un rojo
espléndido para el prado y así, inevitablemente, el cuadro acabará teniendo los
colores correctos para cualquier espectador de vista normal.
El Greco poseía una maravillosa creatividad adelantadísima en el tiempo y un
sentimiento ascético muy marcado que lo llevó a pintar esas formas alargadas
para potenciar un sentimiento espiritual ascendente en el espectador, como
ocurre con las catedrales góticas. Todas sus composiciones (salvo algunas, y en
su descargo) las pinta en cuadros alargados, y no me lo imagino encargando un
lienzo y un bastidor de tal o cual tamaño y protestando al pobre tendero
toledano que porqué narices son tan chatos últimamente los bastidores de dos
metros. En fin, espero que en un futuro no se diga que Picasso tenía una
enfermedad visual que le hacía ver un ojo por aquí y el otro por allá, pero no
las tengo todas conmigo."
LA VIDA SECRETA DE LA PINTURA.
La pintura es un estado mental, "un estado del alma" decía Joaquín Sorolla. El
pintor que hace de su trabajo un estilo de vida pinta todo el día, todos los
días. Pinta hasta cuando no pinta. Cuando duerme pinta, cuando vela pinta. El
regalo de ser pintor lleva escondido el veneno y la carga dulce de la total
dedicación y entrega. Pintar es difícil y requiere la atención absoluta de la
mente y la mano en la observación fría, callada y constante. Hay que poder
retener cantidades enormes de combinaciones de color, espacios y líneas. Es
imprescindible dotarse de innumerables recursos técnicos, de precisos
conocimientos de los materiales y mantenerlo todo ello vivo y actualizado para
poder utilizarlo en el instante más inesperado. Pero aún en el caso de tener
todo esto bien engrasado y al día, aún así se corre el enorme riesgo de no saber
parar a tiempo. El momento más crítico para un pintor es decidir cuándo ha
llegado el momento de dar por terminado un cuadro.
En pintura es más fácil pecar por exceso que por defecto. Y por eso no encuentro
nada más fascinante que el trabajo callado, silencioso y quieto que supone
quedar a la espera de que el cuadro te hable, que termine de pintarse a sí
mismo. Este delicado instante puede sobrevenir en el lugar más inesperado y a la
hora más impropia y exige estar alerta y saber cazarlo al vuelo. Yo desde
siempre tengo la costumbre de pasar muchas horas pintando sin pintar, tan solo
mirando mis cuadros, colocados por todas partes, o incluso recordándolos,
viviéndolos, mientras paseo por la calle o en cualquier otro lugar y
circunstancia: intento atenderlos y escucharlos con la mente fresca, como si no
fueran míos sino la obra de un enemigo, con frialdad y hasta con desprecio
muchas veces, y, milagrosamente, de este distanciamiento brota la vida propia y
secreta de la pintura que decide por su cuenta que ya lo es y que se basta para
explicarse. Cuando me abruma un cuadro y el dialogo con su mundo se convierte en
batalla entonces lo dejo aislado, apartado en un rincón y al cabo del tiempo
-días, meses, o incluso años-, cuando al fin lo rescato, compruebo emocionado
como a veces el castigo se convierte en perdón y cómo de éste sobreviene el
descubrimiento asombroso de la obra que ha sabido terminarse a sí misma en
soledad. En ese instante, rendido, admites que el cuadro ya no te pertenece.
Esta es parte de la magia del arte de la pintura.
Quizás esto sea la inspiración. La luz que se esconde tras un proceso mental,
una ecuación no escrita de cientos de parámetros que muchas veces se resuelve a
sí misma en espera, quién sabe, de que un día la ciencia consiga atrapar el ADN
que late bajo la magia del arte.
José Manuel Merello. –
"El dibujo no queda definido por la línea, ni la pintura queda definida por el
color. La pintura todavía se salva, y esto es en parte lo que la define
actualmente, de poder ser asimilada y comprendida a través de un monitor o una
fotografía. En cambio el dibujo sí que es asimilable por estos medios; a mí,
fetichismos aparte, me da igual tener un dibujo original de quien sea que una
fotografía o un póster idéntico de él. Es la misma cosa y el dibujo se puede
disfrutar idénticamente, al igual que pasa con leer un buen libro en una edición
u otra, o ver la misma fotografía revelada por segunda o décima vez. Cuando no
está en juego ni el fetichismo ni la plasticidad, todos estos soportes nos
llevan a la grandeza -o miseria- de la obra. Pero en pintura siempre está en
juego la plasticidad, lo plástico, lo mórbido, la opacidad o la transparencia,
la superficie brillante o mate...cualidades estas imposibles de transmitir
mediante un monitor de ordenador, un televisor, o un póster. Lo digital, lejos
de arruinar las artes, lo que hace es evidenciar lo que de singular tienen
estas, y la pintura se lleva la palma porque hoy por hoy es imposible disfrutar
completamente de Las Meninas en una imagen, imposible sentir la poderosa
sensación de vacío de la estancia donde pinta Velázquez, imposible percibir la
cáscara nacarada de la capa pictórica del cuadro, inútil girarse y verla de lado
para poder sentir las delicadas protuberancias y estrías de la pintura del
genio. Y no digamos nada de cuadros de Tàpies, o de Lucian Freud, o de Jasper
Johns...El color y la disposición de las formas nos pueden sugerir mucho,
desdeluego, pero se quedan lejos, no bastan para expresar la plasticidad del
cuadro. Esto es la Pintura."
De la misma manera y por todo esto, existe la pintura sin color y de solamente
línea y plasticidad, y existe el dibujo con toda la saturación imaginable del
color y sin líneas. ¿Es entonces peor en jerarquía el dibujo que la pintura? No.
Yo pienso que nada es un estorbo y que todo son avances. El ordenador y los
programas informáticos de pintura y dibujo son nuevos lápices y pinceles que
añadir a los ya existentes para poder trabajar. Ayudan, son más material, más
medios para el pintor. Pero ojo, mientras no se invente la plasticidad digital,
o como se fuera a llamar, que se olviden de querer vender cuadros mediante
fotografías y que se olviden de que queramos visitar un museo online. Podemos
llevarnos una idea tan solo, una aproximación del asunto, pero el latido
fetichista se queda en el museo junto con el pálpito de lo que es único y no
admite copia."
A la pintura le ocurre algo similar que al teatro con el cine. El cine es un
arte con mayúsculas, un nuevo formato conquistado por las musas para llevar el
espíritu del ser humano hasta lo sublime; es tan fuerte e intenso como
cualquiera de las grandes artes. Pero aún siendo así, lo que lo diferencia del
teatro y de las artes escénicas (danza, mímica, toreo etc) es ese algo que
precisamente define al teatro: Lo directo, la tridimensionalidad que envuelve al
espectador en un momento único, en una actuación única, irrepetible, el olor
preciso, el grito y la modulación exacta pero diferente en cada escenificación,
la visión real del actor, el fetichismo de su presencia y de la presencia
dramática del sentimiento del dramaturgo...todo es asombrosamente parecido a los
huecos de una pintura, a su aparición diferente en cada instante, a su
dependencia del tiempo siendo distinta según éste la va modelando con sus
humedades, sus grietas, sus decoloraciones. El teatro está vivo y la pintura
está viva.
Pero ¿significa esto que un cuadro es superior al arte fotográfico o a un póster
de un buen dibujo? y, ¿es superior por lo mismo el teatro al cine? Yo pienso que
quizás no lo sean, pero si el cine es capaz de llevarnos por caminos imposibles
hasta ahora para el teatro, y un dibujo digital o una fotografía son capaces de
juegos y expresiones que la pintura no puede, en cambio, el teatro y la pintura
poseen ese embrujo de lo directo, del instante glorioso, como el embrujo del
cantaor que te canta a ti y solo a ti. Y eso quizás no sea superior pero...¡qué
lujo!
La Nueva Cocina como Arte.
"Yo lo veo muy claro. Clarísimo. El Arte, con mayúsculas, es lo sublime mediante
la técnica del hombre. Nada más. El Arte, para que así sea, implica silencio -un
silencio latente en el caso de la Música-, y emoción. Se trata de sobrecoger al
espectador hasta el punto de hacerle llorar con aquello: un llanto interno,
callado, una corriente de intensa emoción que le recorra la sangre y la piel y
le haga peligrar su semblante soberbio.
A mí me parece maravillosa la palabra artesanía. Mediante ella se clarifica todo
este embrollo, o casi todo. ¿Porqué no aplicarla más a menudo para identificar
muchas labores humanas sin más pretensiones? A mí me parece dignísima palabra,
con un significado certero y humilde que da grandeza a tantísimas creaciones y
oficios del hombre. Pero parece que no, parece que no es suficiente esta
sencilla y perfecta palabra para muchos que quieren, ridícula y estúpidamente,
subir de categoría a su oficio. Es una simple cuestión de vanidad, soberbia y
falta de humildad. La única limitación que le veo a la palabra artesanía es que
cierra el paso a toda evolución del oficio. Y hay oficios que aún estando en su
edad de piedra encierran en sí mismos el germen de lo que quizá pueda llegar a
ser algún día Arte; pienso en la Alta Costura y pienso en la Alta Cocina, por
ejemplo.
Y siendo así, entonces, ¿qué ocurre con las creaciones del hombre que aspiran al
rango de Arte? Pongamos por caso la Nueva Cocina, que acaba de hacer acto de
presencia en Bienales y cotos exclusivos hasta hoy para el Arte y que se
pretende introducir ya en museos. ¿Es Arte la Cocina? Pues está tan claro y
transparente como el agua que no lo es. No es Arte la Cocina. Pero cuidado, esto
es así hoy, en esta época. La Cocina está en un estadio muy primitivo de la
"Arteidad" (perdón por el palabro), nivel tan primitivo que no es ni por asomo
Arte. Lo podríamos comparar con Altamira o menos aún (el arte primitivo todavía
no era Arte en su máximo nivel, por más que muchos se empeñen). La Cocina sería,
hoy, como los primeros trazos para la Pintura del hombre primitivo en la arena o
en las paredes de las cuevas. O los garabatos de un niño. Nada más. Y que nadie
se ofenda por esto, ya que la mayoría de los pintores, músicos o escritores
tampoco hacen Arte e incluso están en un nivel evolutivo de creación inferior al
de muchos cocineros o deportistas.
Pero hay que ser cautos y tener elasticidad mental (creatividad al fin y al
cabo) y otorgarle el beneficio de la duda a la Cocina...del futuro. Y la cosa es
tan simple como seguir el viaje común a todos los sentidos humanos, su evolución
natural desde su estadio más primitivo hasta el alba del Arte. Podría ser más o
menos así: supervivencia, sexo y guerra, pasión, diversión y entretenimiento,
emoción, y finalmente el sobrecogimiento y lo sublime.
La Cocina (y el Deporte, y la Alta Costura, y los vinos, y tantos otros
aspirantes a ser denominados Arte) estarían en el estadio evolutivo de la pasión
o de la diversión, que no es poco ni despreciable, nada más lejos; un estado
estomacal, sexual, sanguíneo, de pelea o fraternidad, cachondeo y quitapenas.
Nivel delicioso y maravilloso sin duda, pero muy lejos aún de los estadios más
avanzados para el espíritu humano: la emoción, el sobrecogimiento y lo sublime
mediante la técnica más compleja. Y para llegar hasta ahí la cosa va para largo,
tal vez décadas, quizás siglos aún, pero no me cabe duda de que se llegará.
Llegarán a ser Arte. Arte en silencio.
Así que no hay más que hablar. El tema para mí está zanjado. Disfrutemos como
enanos y reyes de la maravillosa Cocina actual o de siempre, que se premie con
los más prestigiosos galardones a los mejores cocineros y deportistas, que se
escriban suntuosos libros sobre su labor y su historia, y cojamos un etílico
punto que nos transporte a un lugar dicharachero y placentero con el mejor de
los vinos mientras nos entregamos a los placeres de la carne mediante el
Kamasutra si se quiere (o se puede)...pero por favor, abstengámonos de llamarlo
Arte. De momento."
José Manuel Merello
SURREALISMO Y EFECTO DALÌ-MAGRITTE.
¿Que mi pintura no es surrealista? Desde el momento en que un jarrón no se posa
sobre una mesa sino que gravita, o que el sombrero que le coloco a una mujer es
un sol en el ocaso, estoy haciendo surrealismo. Mejor o peor, pero surrealismo.
Qué aburrimiento y qué monserga con que la pintura surrealista tiene que ser
chiclosa, lamiosa, con degradados siempre blandos y trucos de prestidigitador
que esconde culos en manzanas o atraviesa a sus mujeres con vaporosos velos de
sirena y destellos nucleares de planetas sinfónicos. No, el peso de Salvador
Dalì y de René Magritte, entre otros, es demasiado poderoso entre muchos
pintores lacios que no supieron ni saben entenderlos y que abusan de su legado
distorsionándolo y debilitándolo, convirtiendo una forma de hacer surrealismo en
obligada técnica. A veces soy surrealista, pero también soy expresionista, y me
apunto al popart si se me tercia en alguna esquina del cuadro. Puedo pintar un
cuadro surrealista sin por ello abandonar mi técnica ni mi factura
expresionista, o puedo ser pop con colores ásperos y sin repeticiones manidas de
marylines y meninas velazqueñas de medio pelo: hago lo que me da la gana. Hoy la
pintura es un poderoso legado heredado de siglos, libre y abierto, y de él cada
pintor coge cuanto gusta y necesita. Sin fundamentalismos técnicos.
Abajo las dictaduras de lo planetario y lo fantástico, de lo monstruoso, lo
minimal radical, del popart siempre sopero y fosforito, y abajo el hiperrealismo
de eterna vía de tren y el impresionismo de toque suelto por narices. Menos mal
que de cuando en cuando aparece un pintor de la talla de Edward Hopper, por
ejemplo, y limpia toda la pintura y su técnica de tanta mediocridad y
pretensiones, hasta dejarla desnuda y cristalina, en su más pura esencia y
actualidad, al más puro estilo Alfred Hitchcock. Y libre.
PINTURA CÓMODA, FÁCIL Y OPORTUNISTA. PINTURA MALA.
Para los que no saben leer, o sacan los cosas de contexto, vaya por delante que
pienso que cada cual es muy libre de pintar y exponer lo que le venga en gana.
Pintores y galerías. Con lo que escribo a continuación solamente quiero dejar
constancia de mi tristeza ante la invasión de pintura fácil y de ese nuevo
decorativismo cómodo y enmascarado de modernidad que está convirtiendo el mundo
del arte en parques temáticos donde la calidad y autenticidad brillan por su
ausencia.:
-No me gustan los pintores de Marylines ni de Meninas. Ni de Obamas ni de Budas.
No hay ni uno que pinte medianamente bien. Si veo una Menina actual o una
Marylin tiemblo, porque sé, sin atisbo de duda, que su autor es torpe y lo que
es peor; o no se ha dado cuenta de su torpeza o es un oportunista.
-Aborrezco tanto cuadro de Nueva York, triste, de oscuros grises y marrónes
bituminosos. Nuevayores que se clonan y se reproducen con una especie de
"antoniolopismo" mal entendido que da pena (cuando Antonio López pintó su "Gran
Vía" Madrid era tal como su talento la describió: un Madrid gris, contaminado y
de color ceniza. Actualmente la ciudad ya no es así y el pintor, fiel a sí mismo
y de ojo certero, la pinta como es ahora; basta con observar su cuadro "Madrid
desde Vallecas", perfecto reflejo del estado real de la urbe: sin concesiones,
con sus adosados pulcros y su burbuja inmobiliaria retratadas para siempre). Qué
distinto compromiso que el de aquellos oportunistas que se empecinan en seguir
viéndolo todo nublado, deprimido, con un Nueva York amargado y bajo el yugo del
gris opresor. Es el sorollismo actual, como aquel que se cargó a Sorolla y lo
condenó a pintor fallero gracias a la tropelía de pintores, malos a rabiar, que
lo interpretaron y edulcoraron hasta convertir su poderoso legado en zumo de
naranja batido en almíbar.
-Detesto a los pintores sin recursos y débiles de factura que recurren al
collage, lánguido y manido -y a la tipografía y los transfers-, para tapar sus
vergüenzas y sus carencias. El collage, maravilloso descubrimiento técnico donde
los haya, debe ser breve, transversal y sucio; surgido de la entraña orgánica de
la pintura cuando ésta lo exige. Y no un simple añadido decorativo.
-No me gustan los coloristas, intensos porque sí, que no entienden que el color,
por fuerte que sea, es como una bestia a la hay que saber templar y coordinar
con especial cuidado para que tenga gracia, elegancia y categoría. El buen
color, aun el más fuerte y contrastado, es manso en su bravura y no molesta al
ojo.
-Igualmente abomino de los coloristas amables, empalagados de celestes, rosas,
azules bebé y grises pastelosos que no quieren molestar a nadie sino tan solo
encajar bien sobre el eterno sofá del pobre cliente que nada entiende. Eso sí,
con algo de collage suavito y algunas letras de diario para darle un toque
moderno. Y todo a cuatro duros.
-Me hacen llorar los cuadros construidos a base de fotografías gigantes -vintage
a ser posible-, cuatro bandas de color, unos manuscritos viejos pegados, y, cómo
no, unas letras o un texto enormes que apañen el conjunto.
Ay, me temo que el mercadeo a bajo precio y el estilo del tipo "cuadro
oportuno, barato, moderno y decorativo, para hotel o sofá de salón", de las
grandes multinacionales del mueble asequible, se está instalando sin remedio en
muchas galerías de arte.
¿Será ésta la definitiva muerte de la pintura?
"José Manuel Merello"
ARTE FEO, ARTE BONITO.
"El arte feo, si es bueno, siempre resulta bonito. En cambio, el arte bonito, si
es malo, será irremediablemente feo."
© José Manuel Merello
ENTENDER DE PINTURA
"No creo que pueda comprenderse el verdadero alcance de una pintura si
no se es pintor. Al espectador común, incluidos críticos de arte y
cultos en general -salvo en parte los restauradores y conservadores- la
experiencia ante una pintura (y escultura) es parcial y bastante
limitada. Deberían de ser educados para entender un proceso pictórico
que conlleva unas sensaciones que no son observables con el solo hecho
pasivo de estar delante de una obra; delante aunque mentalmente activo,
visualmente atento. Un pintor, y cuanto más experimentado y virtuoso
mejor, podrá adivinar y revivir con pasión y sobrecogimiento la
inmersión profunda del artista al crear dicha obra. Serían dos
evaluaciones: la del resultado y la del camino hasta él. El publico en
general, culto, puede apreciar y disfrutar del resultado, pero no del
camino. El pintor, diestro y preparado, podrá disfrutar y entender la
médula de ambos." © José Manuel Merello